La Residencia para personas mayores ‘Santo Ángel’, que la
Fundación Gerón está construyendo en la ladera noroccidental
del Monte Hacho, estará “completamente equipada” a finales
de año, según estima el aparejador Javier Villa, que ha
guiado a EL PUEBLO en una visita por las obras del centro.
La Residencia nace con la vocación de estar “abierta a la
ciudad”, y por ello, además de las habitaciones y servicios
para los ancianos, tendrá salón de actos, cafetería y ‘spa’
para el resto de ciudadanos. La Residencia, que tiene 120
plazas y 30 del centro de día, cuenta con una instalaciones
“vanguardistas”.
Son instalaciones “vanguardistas”, asegura el aparejador
Javier Villa, que ha guiado a EL PUEBLO en una visita por
las obras de la residencia para personas mayores ‘Santo
Ángel’, que la Fundación Gerón está construyendo en la
ladera noroccidental del Monte Hacho. El aparejador calcula
que para el primer trimestre de 2014, la residencia estará
operativa. En tres meses habrá espacios como el ‘spa’
terminados, a lo largo del verano concluirán las obras, y a
finales de año, la residencia estará “completamente
equipada”, sostiene el aparejador. De momento, hay unas
plantas menos avanzadas, y otras en las que ya se están
instalando los baños y los sistemas eléctricos.
En total, la residencia cuenta con 8.025 metros cuadrados
construidos y 7.120 útiles. Son seis plantas, tres de ellas
con acceso directo al exterior. La planta de recepción es la
cero y en ella se albergarán además, los despachos y una
cafetería abierta al público. No será el único espacio que
la residencia ofrecerá para su uso al resto de la población.
También habrá un ‘spa’, que se ubicará en la primera planta
-la más alta-, con cabinas de masaje, duchas de presión,
sauna y zonas de aguas. El centro contará con un salón de
actos que se ha construido con la idea de que también sirva
para impartir formación a profesionales. “Queremos una
residencia abierta a la ciudad”, explica el aparejador.
“Búsqueda de la luz”
Otro de los objetivos que se ha perseguido en la
construcción de la Residencia ha sido la “búsqueda de la
luz”. Por ello, además de amplias terrazas, el centro cuenta
con cristaleras por todo el edificio, que favorecen esa
entrada de luz, además de tener buenas vistas.
La topografía del espacio ha sido uno de los principales
inconvenientes con el que se han encontrado a la hora de
hacer las obras. “Existen importantes desniveles por la
morfología de la zona, lo que ha provocado que la ejecución
de la obra sea compleja”, destaca el aparejador, quien
asegura que el terreno era al mismo tiempo “muy duro pero
muy inestable”. Esto ha provocado una “desviación económica
y en tiempo”.
La Residencia contará con todo tipo de servicios, desde
peluquería hasta cabina de musicoterapia y de cromoterapia,
así como salas de rehabilitación, fisioterapia y
ordenadores.
Se ofertarán 120 plazas de residencia y 30 como centro de
día. El 10% son habitaciones individuales, y el resto,
dobles. Todas ellas tienen baños privados, armarios
empotrados, escritorios y sillas, además de dimensiones
superiores al mínimo que establece la normativa. “Somos muy
generosos en ese sentido”, explica el aparejador. En
concreto, apunta, 22 m2 las individuales y 26,80 m2 las
dobles. La residencia se adecúa a la normativa en cuanto a
personas de movilidad reducida.
A nivel tecnológico, la Residencia busca la “eficiencia
energética”. “Se trata de un edificio ecoeficiente que
cuenta con energía solar térmica que servirá para producir
agua caliente y calefacción a la propia residencia”,
detallan desde la Fundación. “Para el diseño del edificio se
ha utilizado arquitectura bioclimática”. La ecuación es,
asegura el aparejador, “máximo rendimiento, mínimo consumo”.
La Residencia también contará con dos comedores, un
velatorio -con acceso a la calle- y un garaje con quince
plazas de aparcamiento, además de conexión a internet.
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