Los resultados electorales recogidos por la televisión
venezolana, se han expresado de una manera manipulada y
‘gráfica’. Junto al candidato del chavismo, “hijo político
de Chávez”, Nicolás Maduro, el 50,66% de los votos aparece
representado en un elevado y destacado cilindro rojo. Sin
embargo, el porcentaje de las papeletas obtenidas por el
hombre de la oposición, Henrique Capriles, está representado
de manera casi imperceptible, de color azul, aunque el
porcentaje señalado es el del 49.07%. Poco más de un
punto...
He ahí, cómo se manipula desde un instrumento del poder
disfrazando la verdad. El mejor ejemplo en nuestra ciudad
son el ‘caso Urbaser’ y el barómetro del CIS. Y esto,
exactamente, es lo que pretende Juan Vivas, intentando
otorgar a un solo medio escrito (El Faro) el dinero de todos
los ceutíes, por una cuantía de 3 millones de euros, para
que no haya pluralidad informativa y la democracia sea una
pantomima en nuestra ciudad. Tres millones de euros a un
solo medio escrito que cumpla con sus pretensiones
egocéntricas y caudillistas, como el nuevo cacique de Ceuta,
dispuesto al control absoluto de todo cuanto se mueva y
dispuesto siempre a decirle que es el más alto, el más guapo
y el mejor político del mundo mundial.
Gobernar bien es más fácil que gobernar mal, pero los
compromisos contraídos, las alianzas, el ansia de poder y,
sobre todo, el alma degenerada y corrompida por el poder que
poseen algunos partidos políticos y ciertos políticos
profesionales lo impiden. Al PP, al que los ceutíes hemos
venido regalando una hermosa mayoría absoluta cargada de
esperanza, porque creíamos en sus promesas y pensábamos que
iban a limpiar la ciudad de corrupción y abuso, le hubiera
resultado muy fácil ponerse del lado del ciudadanos y
gobernar de manera decente, pero Vivas ha optado por
traicionar las promesas y beneficiar a los usureros, dando
la espalda a los ciudadanos y a la democracia.
¿Por qué Vivas termina siempre por traicionar a todo el que
lo rodea y por beneficiar a los corruptos y desalmados? La
respuesta es sencilla: porque en estos momentos el PP de
Vivas es un organización pervertida, en cuyo seno no se
cuece nada bueno y sus líderes no se han preparado para
defender el bien común y respetar la democracia, sino para
mantener el poder a toda costa y para practicar la mentira y
el abuso.
La clave del drama está en la esencia perversa del partido,
organizaciones cerradas donde se aprende todo lo malo de la
política y donde los valores mas elementales están ausentes.
En el Partido Popular no existe el debate libre, ni la
libertad de pensamiento, ni la búsqueda de la verdad, sino
la sumisión al líder, el culto a la personalidad, el valor
de la propaganda, el desprecio a la verdad y el concepto de
servirse de la política, que ha suplantado al de “servicio
al ciudadano”. Lo único que se aprende es a anteponer
siempre el bien del grupo y los intereses propios al bien
común y al interés colectivo.
Nunca habrá nadie que supere a Juan Vivas, mientras éste
pague bien su vanidad con el dinero de todos los ceutíes,
porque este político que ya dijo en su día que él no estaba
en política para perder dinero, ahora tampoco lo está para
poner dinero de su bolsillo para quien alabe sus grandezas,
aunque éstas sean mentiras. Juan Vivas quiere, necesita,
suspira, anhela por un periodismo a su medida que es tanto
como decir un periodismo a la venezolana, que le extienda
una alfombra de alabanzas, de flores, que enaltezca su
vanidad y a quien ose ponérsele en contra, aniquilarlo,
emprender una cacería mediática si es necesaria y acabar por
fulminarlo.
Si el Gobierno de Vivas no fuera muy parecido a una banda de
maleantes, no permitirían que corruptos y usureros se
enriquecieran con dinero público. Convertir Ceuta en
Venezuela a nivel mediático es tanto como situarnos en la
Sudamérica más profunda y renunciar a nuestros valores
democráticos. Menuda forma de cambiar por el egocentrismo de
un individuo que esconde un lobo en su piel de cordero.
Simplemente, indecente.
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