Después de un magnífico Jueves Santo llegó la ‘Madrugá’
de la mano de la conocida hermandad del Descendimiento.
Pocos minutos después de sobrepasar la media noche, la Cruz
de Guía de esta Cofradía marcaba el inicio de su
sobrecogedora y silenciosa Estación de Penitencia, arropada
por cientos de fieles durante gran parte de su recorrido y
hasta recogerse nuevamente en su Oratorio de la Santa Cruz.
Noche de luna llena, cielo despejado y público en las
calles. Ceuta tenía ganas de revivir de forma intensa esta
Semana Santa después los sobresaltos vividos en los últimos
días e incluso la suspensión de las procesiones del
Miércoles Santo debido a la presencia de la lluvia. El
gentío que abarrotó las calles durante la tarde del Jueves
hizo un receso en la noche para cenar y reincorporarse a la
silenciosa ‘Madrugá’.
La salida procesional se ha vuelto mágica en el oratorio.
Durante los siete años que lleva el señor naciendo en la
noche de la Madrugá desde la Plaza de Santa Cruz, el
recogimiento y el respeto ha despertado en el público la
admiración hacia la cofradía.
Un año más el pasaje del Silencio se convirtió en una
especie de túnel desde el que el paso de misterio del
Descendimiento se introduce en el abismo ceutí y desde el
que se incorpora a la reminiscencia de la madrugada del
Viernes Santo. El Señor ha muerto y José de Arimatea y
Nicodemo trasladan al Santo Sepulcro a un Cristo que yacerá
en Jerusalén y que resucitará días más tarde, mostrando sus
llagas y secuelas.
Sobre el austero paso del Descendimiento lucieron el Cristo
del Buen Fin, María Santísima de la Concepción, San Juan,
José de Arimatea, Nicodemo y María Magdalena la cual se
situaba en la zona media de la composición, arrodillada ante
el cuerpo de Jesús.
Pese a que la junta de gobierno de la Hermandad todavía no
ha podido hacer balance de la sensación vivida durante la
Estación de Penitencia vivida hace tan sólo unas horas,
varios hermanos de la Cofradía mostraban su satisfacción
tras recogerse nuevamente en el Oratorio de la Santa Cruz
ante el notable aumento de público en las calles,
coincidiendo en destacar tres estampas particulares del
recorrido, la salida y la llegada, con el silencio por
testigo y con el público como juez de un cortejo que sigue
siendo de los más esperados en la noche ceutí, además de la
bajada por la calle Revellín, con el ensanchamiento en la
plaza de la Constitución, encumbraron a la cofradía.
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