La Fervorosa y Agustiniana Hermandad de Penitencia y
Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Humildad y
Paciencia y Nuestra Señora de las Penas fue la segunda de
las Cofradías en iniciar ayer la Estación de Penitencia, y
lo hacía bajo la atenta mirada de cientos de ceutíes que se
congregaron a las puertas de la iglesia de San Francisco a
las 19.30 horas.
Este Jueves Santo se esperaba muy poca gente por las calles
de Ceuta debido al puente de Semana Santa, pero a pesar de
este, los Pasos no estuvieron solos en ningún tramo de su
recorrido.
Uno de los platos fuertes de la tarde de ayer fue la salida
procesional de la Hermandad de Las Penas, la cual comenzó su
recorrido oficial, por la puerta trasera de la Iglesia de
San Francisco. Allí, todos los Hermanos de la Cofradía
preparaban ‘contrareloj’ su salida procesional.
A las 19.30 horas, las puertas de la Iglesia se abrieron y
la Cruz de Guía daba paso al cortejo del Santísimo Cristo de
la Humildad y Paciencia.
Cientos de ceutíes esperaban a los Sagrados Titulares en
Beatriz de Silva. Dentro de la Iglesia, Alberto Díaz,
capataz de la Hermandad, animaba a su cuadrilla y con el
golpe seco del llamador sobre la tablazón realizaba la
primera ‘levantá’, perfecta.
Seguidamente, el Santísimo Cristo salía de su casa,
presenciado por un público que le esperaba ansioso y con
ganas de vivir una jornada de Semana Santa sin sobresaltos y
sin que la lluvia hiciera acto de presencia. La Banda de
Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder
(Granada) comenzaba a tocar y la imagen del Santísimo Cristo
de la Humildad y Paciencia recibía los aplausos de los
fieles presentes.
Tras el Cristo, Nuestra Señora de las Penas salía de su
Templo; esplendorosa y bella, lucía sus mejores galas. Tras
la primera levantá tan sólo se escuchaba el tintineo de las
morilleras golpeando con delicadeza los varales bajo el
prácticamente imperceptible murmullo de los presentes. Una
vez fuera de la casa de hermandad y embocar la plaza de los
Reyes el público asistente rompió en aplausos en
reconocimiento a esa primera chicotá.
Un año más, esta Cofradía en la calle tuvo un comportamiento
extraordinario, dando una muestra de penitencia y
religiosidad digna de las más serias cofradías. Los
nazarenos no apoyaron la cruz en el suelo en ningún momento,
llevándola siempre en el hombro desde la salida hasta la
recogida. En cuanto a las cuadrillas, estuvieron bastante
bien, sobre todo por Carrera Oficial, donde demostraron que
tantos ensayos valieron la pena.
Uno de los momentos más emotivos de la Cofradía fue su paso
por Velarde y Amargura, calles netamente cofrades y que año
tras año congrega a cientos de ceutíes que deseosos de vivir
la Semana Santa se agolpan en la estrechez de dichas calles
para arropar a los Titulares de la Hermandad y transmitirle
a los costaleros el ánimo suficiente para finalizar con
éxito la penitencia.
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