“Ceuta no es un destino final de la inmigración
subsahariana, sino el último tramo de un trayecto”, explica
el director del CETI, Carlos Bengoechea, quien informa de
que el tiempo máximo de permanencia en el centro ha
aumentado de 11 meses en 2011 a 19 en 2012. Una “mala”
noticia, pues los trabajadores del CETI han detectado que el
inmigrante, tras un año en el centro, se bloquea y empieza
un proceso de “desintegración” que suele acarrear adicciones
y situaciones conflictivas.
El año 2012 dejó atrás una disminución en la cifra de
residentes en el CETI, pero un aumento en el tiempo que
estos permanecen en el centro. El máximo de permanencia en
el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes ha pasado de
11 meses en 2011 a 19 en 2012.
Este aumento desemboca en situaciones de conflicto
protagonizadas por los subsaharianos, según explica el
director del CETI, Carlos Bengoeceha. Los trabajadores han
detectado un punto de inflexión cuando el inmigrante pasa
del año de residencia. Es en ese momento cuando el
inmigrante suele desmotivarse, se bloquea y empieza un
proceso de incertidumbre y “desintegración” que suele tener
consecuencias como, por ejemplo, las adicciones.
“Ceuta no es un destino final de la inmigración subsahariana,
sino que se encuentra todavía en fase migratoria, en el
último tramo de su trayecto”, explica Bengoechea, quien
señala que las protestas de los inmigrantes aumentan
transcurrido ese tiempo, y “se canalizan de manera
conflictiva o violenta o en adiciones”. “Una realidad que es
ajena al Ministerio de Empleo y al CETI en sí, pues no es
competente en organizar las salidas, algo que corresponde al
Ministerio del Interior, pero que repercute en el
funcionamiento del centro”, explica Bengoechea. “Aunar los
objetivos de Empleo e Interior es función de la Delegación
del Gobierno”, agrega.
Señala además que no es bueno desde el punto de vista de que
el CETI es un centro de integración social. “La situación va
tensándose y es negativo e incoherente para la integración
del inmigrante”, explica Bengoechea, quien apunta que
también acarrea un perjuicio económico. “Al inmigrante se le
ofrecen talleres, formación, un proceso de integración... y
son recursos perdidos, ya que el trabajo previo termina
malgastándose. Es negativo ya no sólo para el inmigrante,
sino también para la imagen de este en el exterior”, explica
Bengoechea, quien señala que así se lo hizo llegar en su
visita al relator de la ONU para el racismo, Mutuma Ruteere.
Entradas y salidas
En el año 2011, marcado por las entradas masivas por mar,
llegaron a Ceuta 1.314 inmigrantes, según datos del CETI, y
en 2012 fueron 584 los que entraron, aunque según los datos
aportados a principios de año por la Delegación del Gobierno
fueron 1.354 en 2012 y 502 en 2011.
A 31 de diciembre de 2011 había en el CETI 639 inmigrantes,
mientras que en la misma fecha del año pasado residían 422
personas en el centro. El pico de mayor ocupación de 2011
fue de 778 en agosto, y en 2012, el 1 de enero, con 639. En
cuanto a salidas, en 2011 hubo 1.747, y en 2012 un total de
791. En estos momentos hay en el CETI 413 inmigrantes.
Esta reducción en el número de entradas ilegales se debe,
según señala Bengoechea, “al mayor control de las
autoridades marroquíes y mejoras de refuerzo por los
elementos físicos marítimo terrestre como las vallas, y a
las relaciones de colaboración y cooperación mutua entre
ambos lados de la frontera”. Además, destaca el “incremento
sustancial de los efectivos, tanto en esa zona del Tarajal
como en la frontera de Benzú y en la carretera hasta el
Puerto de Tánger Med”.
|
Jóvenes adultos en Ceuta y familias y personas vulnerables
en Melilla
El director del CETI explica que
una de las principales diferencias entre los Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes de Ceuta y Melilla es que
mientras en Ceuta el perfil de residente más frecuente es el
de “jóvenes adultos”, en Melilla hay más casos de familias y
personas vulnerables, como madres con hijos. “En Melilla hay
300 personas entre madres y niños, mientras que en Ceuta hay
sólo seis niños, de los cuales tres son familia, y además
tres nacieron en Ceuta”, explica Carlos Bengoechea, quien
matiza que el viaje desde Argelia es más cerca y fácil a
Melilla. “Es muy duro venir a Ceuta con niños, las
condiciones de vida son más exigentes”. El ultimo ejemplo se
vivió ayer. Once inmigrantes de origen subsahariano, entre
ellos una mujer, fueron rescatados en aguas próximas a
Melilla cuando viajaban a bordo de una patera. Según informa
Efe, aunque se encuentran todos en buen estado, algunos
tuvieron que ser atendidos por hipotermia.
|