El entierro del doctor Maimón Abdelkrim Sebti ha supuesto
una auténtica manifestación de afecto de todo el pueblo de
Ceuta, a un hombre que ayer movió las masas en lo que
suponía un acto multitudinario de despedida. Un exponente de
convivencia en Ceuta y un hecho sin precedentes a ningún
otro personaje en el actual siglo XXI.
Madrugaron los familiares a la hora de efectuar el traslado
del cadáver de Abdelkrim desde el chalé de su cuñado Mohamed
Subaire, “Villa Nuria” en Loma del Pez, donde estuvo en las
últimas horas la capilla ardiente y donde se veló el cadáver
del desaparecido médico, lugar hasta el que acudieron
numerosos ceutíes, incluido el presidente de la Ciudad.
Precisamente, un chalé que, por paradojas de la vida, fue en
donde Abdelkrim celebró la boda de su primer matrimonio con
Irene Martínez, médico de la UCI y con quien tuvo una hija
que reside en Melilla y prepara oposiciones para juez, quien
se desplazó desde la ciudad hermana, al igual que unos
sobrinos desde Granada, motivo por el que se postergó el
entierro unas horas a fin de facilitar sus desplazamientos.
Como decíamos, el chalé “Villa Nuria” fue el marco de
celebración jubilosa de la boda y ahora, como cerrando el
ciclo vital en la vida de este gran hombre, el lugar en
donde sus restos mortales recibían el testimonio de
condolencia y pésames de tantísimos ceutíes, hasta
convertirse casi en lugar de peregrinaje.
El cortejo que trasladó el féretro con los restos mortales
de Abdelkrim desde el mencionado chalé hasta la mezquita
adelantó el trámite, lo que originó que el horario de la
ceremonia religiosa se acortara, ya que el sermón del imán
en vez de durar cuarenta y cinco minutos se hizo en veinte
por respeto a las personas que se encontraban en la calle
bajo la lluvia.
Se celebró el rito sobre el difunto y la oración fineral en
la mezquita donde se invoca a Alá por el abandono de este
mundo con súplicas. Después el cortejo, procedió al
enterramiento, tras procesionar con el feéretro a hombros en
una fosa de dos metros de longitud y setenta centímetros de
anchura con una profundidad de metro y medio, siempre
orientada hacia la Meca, como manda el precepto del Corán.
Se cubre el cadáver con tierra invocando el nombre de Dios,
dando lectura a un versículo del Corán. La Sura de Yassin
hace recordar a los difuntos, el dia del juicio, nos
recuerda la otra vida, haciendo válida la creencia de que
hay otra vida después de ésta. La tradición marcfa que
siempre algún familiar, hijo, hermano, padre, abuelo o tios
maternos o paternos, son los encargados de dar sepultura al
cadáver, aunque en los casos de Ceuta lo habitual es que lo
hagan los imanes, en este caso, Abselam Baklu y Lahsen
Lachiri además del encargado del cementerio Abdeselam
conocido como “Selimo”.
Al final, el ritual marca una súplica exclusiva para el
difunto con cánticos de todos los presentes para que Alá le
oriente y su alma sea trasladada al paraíso. Un ritual que
fue seguido con toda atención por los asistentes hy en el
que participaron todos los hermanos musulmanes en un acto
multitudinario hasta ahora desconocido en Ceuta.
Después, una veintena de familiares se situaron en f ila, a
las puertas del cementerio y recibieron durante más de una
hora, el pésame y las condolencias de todos los asistentes,
conformando un ritual tradicional y, en este caso, masivo.
Allí pudimos ver gentes de todas las edades y etnias, en
muchísimos casos con una emotividad indiscutible, muy
afectados por la pérdida de este buen hombre y dispuestos a
mostrar sus condolencias con lágrimas en los ojos.
Una emotividad que ha llevado a Abdelkader Hamed Larbi a
pedir en nombre de su Asociación Cultural, Al Idrissi, un
recuerdo imperecedero para Abdelkrim: “Ya ha llegado el
momento -dice-, de que una vez enterrado, los musulmanes
queremos que toda esta unión que se ha hecho patente hoy
aquí, y ya que este hombre es para nosotros un santo,
queremos que su recuerdo sea para todos. Y por ello,
propongo una estatua que se sitúe o bien en la rotonda
próxima al hospital o en el Morro donde también tenía su
consulta. Y asi demostrar que el pueblo de Ceuta está unido:
da igual el centro que Hadu. Y esta unión de todos, es una
fortaleza que nos hace mejores”.
Con este ejemplo en favor de la convivencia, Abdelkader
manda un mensaje muy práctico para todos, guiado con su
mejor voluntad.
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