En el momento de ser admitido entre los miembros de la
profesión médica me comprometo solemnemente a consagrar mi
vida al servicio de la humanidad.
Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higías y Panacea, y
pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de
observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en
cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y
mi inteligencia.
Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a
los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los
socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis
hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré
desinteresadamente y sin ningún género de recompensa.
Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de
enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los
discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que
determine la ley médica.
Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la
vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones.
No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a
interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad,
de raza, partido o clase.
Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les
sea más provechosa según mis facultades y a mi entender,
evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a
pretensiones que busquen la administración de venenos, ni
sugeriré a nadie cosa semejante.
Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y
pureza. Aún bajo amenazas no admitiré utilizar mis
conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.
En cualquier casa donde entrare, no llevaré otro objetivo
que el bien de los enfermos; me libraré de cometer
voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y
evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres
o esclavos.
Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por
razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar,
sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un
deber el ser discreto en tales casos.
Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido
gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre
entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga
sobre mí la suerte contraria.*
*Este es el Juramento Hipocrático que todos los médicos se
obligan a cumplir, en el momento de recibir su título.
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