Un estudio sobre la instalación de cámaras de vigilancia en
distintos puntos de los garajes, lleva a planteamientos
presupuestarios que oscilan entre los 1.500 euros y los
3.000, en función de la exigencia en cuanto a cobertura. En
el primer caso, la propuesta conlleva la vigilancia en las
zonas de entrada y salida con cuatro cámaras instaladas.
En dispositivos más ambiciosos, la instalación dispone de
seis o siete cámaras en distintos lugares para contar con
“toda la película” del desarrollo delictivo y así evaluar de
la mejor manera posible esta incidencia que pasará, para su
estudio y análisis, a la policía.
Las cámaras conectadas a las zonas de vigilancia van
conectadas a un vídeo grabador que ha de estar homologado
para dar validez a lo grabado y que ha de situarse en lugar
seguro. La homologación es una consecuencia de preservar
que, en ningún caso, pueda interpretarse que se ha podido
manipular y, por tanto, que sea válido para la policía. Los
vídeos han de contar con la denominada “marca de agua”,
distintivo que valida su eficacia y garantía en la filmación
y que policialmente se da por apta.
Las grabaciones, según la Ley de Protección de Datos, se
conservan durante quince días, aunque la capacidad del vídeo
grabador es muy superior, lo que facilita, en cualquier
caso, su capacidad y contribuye a que en el momento de la
conexión, se opte por la grabación de la imagen con la
máxima calidad de resolución para apreciar cualquier detalle
de interés, que ocupa mucho espacio -como bien se sabe-, en
el disco duro.
De esta manera, se pone el vídeo en marcha con máxima
resolución y se deja grabando, tanto de día como de noche.
Bien es verdad que la grabación diurna es de un mayor
alcance visual, al llegar hasta los 20 metros en color y con
muchísimos más detalles, mientras que la nocturna, el
alcance de la imagen es de ocho o diez metros como máximo
para encontrar imágenes con definición y, en este último
caso, al producirse por infrarrojos, las imágenes son en
blanco y negro. Unas circunstancias que hay que tener muy en
cuenta a la hora de obtener resultados y paras evaluar las
consecuencias de estas actuaciones de seguridad.
Por otra parte, también las alarmas contra incendios, se han
activado en cuanto a su puesta a punto como a su
instalación. Las Comunidades de Vecinos son conscientes que
las plantas de garajes son zonas muy vulnearables para la
actuación de los delincuentes y buscan protegerlas al
máximo. Ceuta parece que está cambiando de mentalidad en
cuestión de seguridad. Los hechos imponen nuevas fórmulas.
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