Los martes suelo salir a la calle
y pulsar el ambiente que se respira en la ciudad. Lo primero
que me dicen es que a ver si en vez darle la vara a
Casillas se la doy a quienes han hecho mofa de cómo los
funcionarios se han quedado sin la paga extra navideña.
La gente no está para bromas. Y mucho menos para que los
gobernantes locales consientan que en una revista
anunciadora de las fiestas navideñas se tomen a chacota las
medidas que han hecho posible que los funcionarios tengan
menos posibilidades de ser felices.
Los funcionarios están que trinan con quien se ha permitido
el lujo de tomarse a broma la perdida de poder adquisitivo
que le ha causado los recortes. Y los hay que me han pedido
que arremeta contra el estúpido que ha decidido felicitarlos
por semejante hecho.
En principio, a mí se me ha ocurrido decirles que hay que
perdonar a quien no tiene sentido alguno de lo que es la
ironía. Esa burla fina que a nadie molesta. Pero que se
convierte en insulto cuando el hacedor de ella tiene malage
por un tubo.
Malage por un tubo ha tenido la persona que se ha atrevido a
reírse de los funcionarios que no cobrarán la paga de
Navidad. A quien podríamos calificar de persona pastosa y
sin gracia y que ha querido burlarse de quienes tendrán que
darles explicaciones a sus hijos de los motivos que han
tenido para no regalarles el objeto deseado.
Ser malage no es causa suficiente para poner como chupa de
dómine a nadie. No. Porque malages los hay para dar y tomar.
Aunque también es cierto que conviene pararles los pies a
quienes tratan de hacerse los graciosos por sistema. Y están
convencidos de que todos los días vivimos en permanente
carnaval.
El problema de los graciosos es que no acaban de asimilar
que los demás no estamos siempre dispuestos a reírnos de sus
ocurrencias. Y mucho menos cuando éstas atentan contra el
bolsillo.
El bolsillo de los españoles está en estos momentos
padeciendo un atentado por parte de los gobernantes. Un
atentado que incita más que a cualquier clase de broma a la
reflexión para ver cuál es la mejor manera de combatir a
quienes siguen viviendo a cuerpo de rey y a costa de las
clases medias.
Quienes vienen atentando contra las clases medias son los
que han salido a la palestra diciendo que nada sabían de que
en esa revista, titulada “Zarpa La Volaera”, se haya hecho
chanza de muchas personas cuyos presupuestos se han visto
reducidos a cantidades que les impedirán vivir unas fiestas
plenas. Puesto que nunca es de buen gusto decirles a los
hijos que los Reyes Magos son tan pobres como para que no
sean capaces de ofrecerles lo que tanto ansían.
Las autoridades locales, con su alcalde a la cabeza, mienten
como bellacos cuando airean que no sabían nada en relación
con la estupidez publicada en esa revista anunciadora de las
fiestas de Navidad editada por el Gobierno local. La cual
dice en lugar destacado lo siguiente: “Feliz Navidad sin
paga extra. Feliz Año Nuevo sin uvas. Felices Reyes sin
regalos… Pero feliz 2013 de corazón”.
Mentira que les hace perder la poca credibilidad que ya
tenían. Y es así, sin duda alguna, porque están convencidas,
las autoridades locales, de que pueden reírse de la gente
que sufre los recortes de una España que camina hacia la
sima donde nada más que hay pesadumbre, tristeza y chanza de
los que viven del cuento.
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