En las conclusiones sobre su libro, Carlos Rontomé destaca
que la convivencia de una minoría islámica es posible pero a
la vez su realización y mantenimiento requiere asumir una
serie de costes. Ha sido posible, dice Rontomé “por un
frágil equilibrio y sustentado en la deficiente situación
económica de la ciudad”. Ese acuerdo tácito se mantiene
sobre esa desigualdad social y económica y de segregación
residencial. Unos costes de esa convivencia tiene como
consecuencia la mutación de la identidad de la ciudad de su
consideración de población equiparable a una del sur de
España y que a partir de los años 80, está en transición
siendo lo islámico un nuevo síntoma de identidad ceutí.
La religión sigue siendo para Rontomé uno de los elementos
fundamentales. El modelo ceutí, según el autor del libro es
difícilmente extrapolable, ya que su carácter fronterizo
hace que las tensiones que pudieran producirse, se vean
rebajadas, ya que son muchos los que tienen amigos o
familiares al otro lado de la frontera y por ello, la
minoría islámica no se siente aislada y rebaja los
conflictos. es una situación que no se daría en ningún otro
lugar de la península. De ahí esta característica de la
convivencia ceutí.
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