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sociedad - DOMINGO, 9 DE DICIEMBRE DE 2012


barreras arquitectonicas. cedida.

barreras arquitectonicas
 

Un discapacitado señala el “retroceso” de Ceuta en barreras arquitectónicas

Explica que la situación empeora cuando se acometen obras o siempre que los conductores aparcan sin respetar los accesos para personas de movilidad reducida
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Diego Prieto, un militar con una discapacidad del 75%, señala las numerosas barreras arquitectónicas que las personas con movilidad reducida se encuentran en zonas como la avenida de Otero, Ejército Español, Romero de Córdoba, Enrique el Navegante, San Juan de Dios o Doctor Fleming. Explica que la situación empeora cuando se acometen obras o siempre que los conductores aparcan sin respetar los accesos para estas personas. Asegura que, aunque es “consciente de la crisis”, la administración gasta mucho dinero en “cosas superfluas”, en lugar de invertir en solucionar estos problemas.

La avenida de Otero, Ejército Español, Romero de Córdoba, Enrique el Navegante, San Juan de Dios o Doctor Fleming. Son sólo algunas de las calles de Ceuta en las que Diego Prieto Cruz señala barreras arquitectónicas. Prieto es un militar con discapacidad permanente del 75% y dependencia de grado II, que junto a su mujer Dolores Morales, con un 39% de discapacidad, no podía creerse lo que leía en EL PUEBLO el pasado 29 de noviembre bajo el titular ‘Ceuta “cumple” como ciudad adaptada, aunque necesita mejoras’. Él, que lo vive en primera persona, considera que son muchas las deficiencias de Ceuta en materia de accesibilidad.

En su caso, para llegar hasta su casa, en la avenida de Otero, tiene dos caminos. En uno de ellos se encuentra el obstáculo de un escalón de treinta centímetros. Por el otro lado, hay unas escaleras con ocho escalones, que dan a un patio, desde el que a su vez debe hacer frente a otro escalón de grandes dimensiones. “Las aceras son bastante elevadas y no aptas para discapacitados”, apunta Prieto. El acceso se complica cuando, como es costumbre, los ciudadanos no respetan los accesos y aparcan sus vehículos, especialmente motos, frente a estas escaleras.

Una vez dentro de la casa no mejora la situación, pues el ascensor está en la entreplanta, por lo que para llegar a él debe subir nueve escalones.

La situación empeora, apunta, cuando la Ciudad acomete alguna obra. Es lo que ha sucedido estos días en su zona, donde se han iniciado unas obras clasificadas como urgentes, en las que -según señala- no se han tenido en cuenta cómo podrían acceder las personas de movilidad reducida. “No hay urgencia para evitar las molestias a los vecinos y ni siquiera han instalado vallas de seguridad”.

Prieto lamenta que la Ciudad Autónoma no invierta en solucionar los problemas de las barreras arquitectónicas de la Ciudad, y sí lo haga, por ejemplo, en “decorar las calles con luces de Navidad”. “Cuando hay voluntad se pueden hacer obras de todo tipo”, apostilla. “Si miramos a nuestro alrededor observamos lo que gasta la administración en cosas superfluas”, añade. “Soy consciente de la crisis, pero también ha habido gastos innecesarios donde no se sabía en qué gastar, era entonces el momento de darse una vueltecita por Ceuta y hacer algo en cuanto a barreras arquitectónicas”, apunta Prieto, quien lamenta que esta crisis está desembocando en un “retroceso de lo poco que se ha avanzado” en relación a los discapacitados y personas dependientes.
 


Una petición al Invied no resuelta: el cambio de una bañera por un plato de ducha adaptado

Diego Prieto Cruz lleva desde 1976 viviendo en una casa del Invied (Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa). Ha solicitado el cambio de una bañera por un plato de ducha adaptado, una petición que se le ha denegado, pese a que asegura que tanto él, con un 75% de discapacidad y dependencia severa grado II, como su mujer, con un 39% de discapacidad, la necesitan pues les resulta muy complicado acceder a la bañera. Prieto asegura que su caso debe considerarse “excepcional” y demanda una atención por parte del Invied. “Entiendo la crisis pero no hasta el límite de denegar estas cosas, que deben tener alguna prioridad”, apuntó Prieto en una ‘carta al director’ remitida a este medio. Asimismo, Prieto, de profesión militar, explica que en 2005 estuvo dos meses comisionado en el Invied y denuncia la situación en la que se trabajaba. “Se realizaban reformas que no eran revisadas por ningún personal”, apunta. De momento, y tras intentos fallidos de contactar con el Invied -según explica Prieto-, ha interpuesto un recurso de reposición ante el gerente del organismo militar.
 


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