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					Los cristianos de Ceuta consideran que su identidad es la 
					misma que la del resto de España, culturalmente católica, 
					pero al tratarse de españoles de frontera, su identidad 
					religiosa y política se muestra más acusada que en el resto 
					del país. No es una frontera cualquiera: separa el Occidente 
					del islam.
 El nacimiento de una nueva identidad entre los cristianos 
					que viven en Ceuta, denominada ceutismo, está basada en un 
					refuerzo de la identidad cristiana y la negación de que 
					pudieran perder su españolidad a través de su pertenencia a 
					la Ceuta cristiana. El rechazo al carácter árabe-africano de 
					la ciudad, la negación de que pudieran pervivir rasgos del 
					pasado islámico y la constante defensa de una fuerte 
					afinidad con Andalucía, en su estilo de vida, fiestas 
					populares y folklore, son algunos de los rasgos del ceutismo 
					imperante en nuestra ciudad, además de ser Andalucía la 
					región de proveniencia de la mayoría de la inmigración 
					cristiana a Ceuta.
 
 Todavía hay dos características más de ceutismo: la fuerte 
					vinculación con el Ejército y con su función de defensa de 
					la españolidad ceutí y la creencia de que existe un complot 
					contra la españolidad de la ciudad, según el estudio 
					sociológico de Carlos Rontomé. Bien es verdad que, a pesar 
					de la vinculación entre ceutismo y Ejército, lo cierto es 
					que esa fuerte relación y presencia que aún se mantiene, no 
					ha sido óbice para que su intensidad haya disminuido.
 
 La presencia del Ejército en la vida pública y social de 
					Ceuta ha sido notable, porque durante la primera mitad del 
					pasado siglo, la ciudad sirvió de cabeza de puente para la 
					expansión y establecimiento de España en el norte de Africa 
					y en la segunda mitad del siglo XX, Ceuta ha sido Plaza de 
					soberanía frente al expansionismo marroquí. De hecho, los 
					mandos militares poseían como servidores públicos una seriee 
					prebendas económicas y sociales que los situaban en los 
					escalones superiores de la pirámide social de la ciudad, 
					pero cuando se inicia el período de la Transición política 
					hacia la democracia, parte de esos privilegios se ven 
					afectados y los militares ven su situación social similar a 
					la del resto de funconarios públicos y la profesionalización 
					del Ejército supuso el declive definitivo de la presencia 
					dominante de los militares dentro de la sociedad ceutí, a 
					pesar de que aún siguen manteniendo unas altas 
					remuneraciones y en algunos momentos sociales, una fuerte 
					presencia pública.
 
 La “tesis complotista” da lugar a una percepción: contra la 
					españolidad de Ceuta y su tradicional convivencia. Y a tal 
					efecto, se reúnen dos enemigos: el externo Marruecos y el 
					interno que colabora con el anterior, es decir, una supuesta 
					quinta columna musulmana en la ciudad. El supuesto complot 
					se completa con las políticas desarrolladas por gobiernos 
					socialistas y que han sido calificadas de ambiguas. Y los 
					acercamientos políticos a Marruecos son percibidos como 
					parte de ese complot, por lo que no debe resultar extraña la 
					reacción del Gobierzo Aznar en Perejil.
 
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                  | La identidad “musulmana”: religión y dialecto árabe-ceutí
 Los tres ejes sobre los que se 
					basa la identidad de los musulmanes ceutíes son la religión, 
					la pertenecia a la ciudad y el dialecto árabe-ceutí. El 
					islam es su principal identidad individual para los 
					musulmanes ceutíes. El segundo eje de la identidad musulmana 
					es la territorial, ya que los musulmanes de Ceuta se definen 
					en primer lugar como ceutíes, desde la concepción de “haber 
					nacido en Ceuta”. Frente a quienes acusan a los musulmanes 
					españoles como “de conveniencia”, los musulmanes ceutíes 
					aducen su situación de “caballas”. Sin embargo, la dualidad 
					incómoda de los musulmanes ceutíes les lleva a ser 
					considerados ceutíes de conveniencia e incluso pro-marroquies, 
					mientras que para las instancias oficiales de Marruecos, un 
					musulmán ceutí es un traidor a su religión al aceptar una 
					nacionalidad “no musulmana”.
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