El próximo día 11 la UNED acogerá la presentación de un
estudio sociológico de Carlos Rontomé Romero, producto de
sus tesis doctoral y convertido en un libro de 408 páginas
donde se recogen unas conclusiones muy interesantes: la
Ceuta actual es una ciudad en situación de transición desde
el modelo de ciudad española del sur peninsular al de una
ciudad de identidad islámica.
Según el análisis de este estudio sociológico este tránsito
se inició con las nacionalizaciones de finales de los años
ochenta y ya es un proceso social imparable. La creencia de
que la conformación actual de la sociedad ceutí, la de la
pervivencia en un mismo espacio de los dos grandes grupos
étnicos-religiosos distintos no se ajusta a la realidad del
proceso: el crecimiento de la minoría musulmana lleva
aparejado el descenso de la población cristiana. No se trata
de una sola cuestión cuantitativa, ya que en escasas décadas
los cristianos serán minoría y los propios partidos de
ciudadanos competirán por ajustar sus políticas a la nueva
realidad. Las estrategia desarrolladas por los partidos
musulmanes desde el año 1.995 destinadas a obtener para la
minoria musulmana un reconocimiento como minoría nacional,
utilizando para ello los instrumentos de la lengua árabe o
los rasgos identitarios islámicos, han ido decayendo, al ser
asumidas parte de sus reivindicaciones por el Partido
Popular. Por ello, no serán necesarios partidos
étnico-religiosos, ya que los partidos generalistas
desarrollan sus programas.
Sin embargo, los bajos indicadores educacionales de los
musulmanes ceutíes constituyen el principal escoyo para la
viabilidad de la ciudad. Un factor que, unido al éxodo de la
población no musulmana y de los individuos más capacitados
mantendrán a la ciudad dentro de los niveles de pobreza y
subsidiaridad actuales, e incluso es previsible -según el
estudio al que hacemos referencia- una profundización de
estos aspectos y de la necesidad de que la Administración
sea su principal mantenedor económico.
Según el estudio sociológico al que nos venimos refieriendo
de Carlos Rontomé, “la marroquinización de la ciudad no
resulta un escenario probable pero sí su islamización,
entiendo la primera como modificación de la identidad de la
ciudad hasta asimilarse a la sociedad marroquí y la segunda
como el predominio de la población musulmana y del islam en
la vida pública. Tras la consecución del reconocimiento de
las fiestas islámicas, los próximos pasos se encaminarán a
la consecución de otros tipo de reconocimientos que
terminaran por asentar la identidad islámica de la ciudad”.
Por ello el estudio, indica en sus conclusiones. “No será
necesario activar algún tipo de ciudadanía diferenciada, si
no una ciudadanía acorde con la nueva realidad
socio-religiosa”. El futuro de Ceuta dependerá en gran
medida de la actuación de las élites políticas y religiosas
musulmanas. En este sentido resulta fundamental la
penetración de corrientes rigoristas, especialmente el “tabligh”,
que se han convertido gracias a su líder en la cabeza
visible de la mayoritaria UCIDE. Pero también la actuación
de las élites políticas pertenecientes al partido hegemónico
de la ciudad, el Partido Popular, será determinante en la
dinámica futura de la ciudad. Las estrategias adoptadas por
estos para lograr un acercamiento al electorado musulmán se
han basado en ocasiones en asumir las propuestas de los
partidos de corte étnico-religioso. El multiculturalismo ha
acabado penetrando en la sociedad ceutí hasta el punto de
que los protagonistas de esta ya no son los individuos si no
los grupos religiosos. El sistema partidista ceutí es buena
prueba de ello, con partidos de ciudadanos y partidos de
creyentes-.
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La religión como elemento de división y confrontación
La religión no sólo mantiene su
prevalencia en las relaciones sociales, sino que se
convierte en el principal elemento de división y
confrontación. En Ceuta los líderes religiosos,
especialmente los islámicos poseen un predicamento y reciben
una atención por parte de las élites políticas difícilmente
observable en otras ciudades españolas. De hecho, cuando se
produjeron conflictos sociales graves como la crisis
ocasionada por una chirigota, las autoridades políticas
acudieron a los imanes en busca de una solución, lo que les
convirtió así en interlocutores válidos del conjunto de la
población musulmana y les proporcionó un elevado peso
social, en una dinámica que ha favorecido la visión de dos
comunidades en conflicto. de manera que el individo ha
perdido valor en esta nueva realidad social ceutí y su
estatus depende de la identificación con su grupo
étnico-religioso.
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