La comparecencia ayer de la consejera de Presidencia,
Gobernación y Empleo, Yolanda Bel, para explicar los planes
de empleo de este año, devino en un cruce de acusaciones de
“clientelismo político” y demagogia” por parte de la
oposición y el Gobierno, respectivamente. Aunque el portavoz
del Grupo Socialista, José Antonio Carracao, trató de
conocer el contenido de los planes de la Delegación, no lo
logró porque el ministerio tiene aún que aprobarlos,
argumentó Bel. Por su parte, Caballas acusó a la Ciudad de
no usar criterios de “justicia social” a la hora de
adjudicar estos contratos, algo que el Ejecutivo negó.
Los Planes de Empleo fueron ayer motivo de un fuerte cruce
de acusaciones, sobre todo, por parte de la oposición hacia
el Gobierno de la Ciudad. Caballas acusó al Ejecutivo de
“clientelismo”, a lo que Yolanda Bel respondió atribuyéndole
“demagogia”. Por su parte, el Grupo Socialista centró sus
consideraciones en el retraso que ha supuesto la intención
de que los programas fueran gestionados en su totalidad por
la Ciudad. Aunque el portavoz socialista, José Antonio
Carracao, intentó que la consejera responsable, Yolanda Bel,
le dijera el nombre de los programas no lo logró: “Se va a
escapar y no me los va a decir”, se le oyó reprochar al
líder del PSOE. Y en efecto, así fue.
Con este asunto se iniciaba una de las dos sesiones
extraordinarias de la Asamblea celebradas ayer. Aunque en el
orden del día figuraban en último lugar, finalmente se
decidió comenzar por las comparecencias de la consejera de
Presidencia, Gobernación y Empleo, Yolanda Bel para dar
cuenta del desarrollo de los Planes de Empleo, y de la
responsable de Fomento e Industria para hacer lo propio en
relación al destino final del albergue de Hadú.
En ambos casos, el debate fue agrio, pero en la discusión
sobre los Planes, que duró casi hora y media, el tono subió
desde el primer momento, cuando Mohamed Alí, de Caballas,
replicó a la consejera que el Gobierno debería tener “una
mínima ética parlamentaria” y haber dado explicaciones antes
del inicio de los planes de empleo. El primer reproche vino
precisamente por el retraso en la puesta en marcha de este
programa. Para Caballas no son justo además lo criterios que
se emplean en la adjudicación de estos planes “primando la
antigüedad por encima de que haya más miembros de una
familia en paro”. En opinión de Alí, el primero en hablar de
“clientelismo político” los planes deberían renovarse y que
la “justicia social fuera el criterio fundamental no usarlos
como un arma política” y que “la mujer de un capitán del
ejército esté por encima de un padre de familia con tres
hijos”, puso como ejemplo.
“Demagogia”
En respuesta, Bel acusó al portavoz de Caballas de demagogia
y de no haber hablado del tema a debate. “Piensa el ladrón
que todos son de su condición”, dijo en relación a la
acusación de utilizar los planes para obtener rédito
político. La consejera aseguró, en relación a los criterios
que la Ciudad ha propuesto “mejoras” que se han incluido por
parte de la Comisión Ejecutiva del SEPE, como la de dar
prioridad a los jóvenes, más porcentaje a familias del IMIS
o incorporar a familias monoparentales. “Hemos logrado dar a
los planes un gran carácter social”, concluyó.
Por su parte, el líder socialista, José Antonio Carracao,
inisistió en la idea de que los planes se han convertido en
un “instrumento político que el gobierno ha decidido
utilizar”, lo que a su modo de ver se demuestra con el
argumento de la “gestión directa” defendido por la Ciudad.
“Yo dije que eso no era posible, que por el camino se
destruiría empleo, como ha ocurrido con la UPD (Unidad de
Promoción y Desarrollo), y que iba a retrasar los planes,
como ha sucedido”.
Sin respuesta a Carracao
Carracao señaló asimismo que en relación con los planes de
empleo anteriores se han perdido dos millones de euros y
casi 400 contratos. El socialista inquirió a la consejera
sobre el significado del término gestión “adecuada” para
referirse a la participación de la Ciudad en el Plan de
Empleo de Delegación y sobre si eso va a suponer algún coste
para las arcas locales. Además, pidió que se le nombraran
los 17 programas previstos y los sueldos de cada uno de
ellos. La primera pregunta no fue respondida por Bel en su
réplica, mientras que en relación a la segunda se limitó a
repetir la pregunta y añadirle que “bendito dinero” cuando
se trata de “crear empleo aunque sea sui géneris como este”.
Y tal como sospechó Carracao al final, no hubo manera, si no
era de forma “interna” de que la consejera dijera en sede
parlamentaria los nombres de los programas para que la
oposición comprobara como solicitaba Carracao si han
cambiado o no, pues según los argumentos de Bel, “todavía el
Ministerio tiene que aprobarlo”.
La oposición pidió un segundo turno de intervenciones que no
sirvió sino para alargar el debate y repetir los mismos
argumentos por una y otra parte.
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De la “ética parlamentaria”, a la “ursulina arrepentida”,
los votos del PP, Sampietro y Hitler
El tono del debate en la Asamblea
tuvo ayer poco que ver por momentos con la cortesía
parlamentaria, principalmente en forma de reproches, cuando
no insultos, dirigidos por los dos portavoces de Caballas,
Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui (que llegó a gritar) a la
bancada popular. En sus primeras palabras, Alí atribuyó ya
al Gobierno falta de un “mínimo de ética parlamentaria” por
no haber comparecido antes la consejera para hablar de los
planes de empleo. En su turno ya en el asunto del albergue
de Hadú, Aróstegui dio a la Ciudad el “Premio Nobel de la
incompetencia” y, a gritos, la acusó de tener a los MENA
“hacinados”, de ofrecer un espectáculo esperpéntico” y de
ejercer una “dictadura férrea sobre los medios de
comunicación”. Román le respondió que “los decibelios no le
dan más razón” y en su réplica, Aróstegui dijo que su tono,
de “ursulina arrepentida”, tampoco le gustaba. Cuando la
consejera sacó el argumento de los votos que tiene el PP,
Aróstegui recordó que también a “un tal Samprieto” y a
Hitler se les votó.
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