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ACTUALIDAD - MARTES, 13 DE NOVIEMBRE DE 2012


interior de un autobus. fidel raso.

transporte urbana
 

Hadú-Almadraba ha repuesto en lo que va de año 30 cristales

El director de la empresa explica que no se
ha paralizado la línea en Benzú a partir de las 18.00 horas, aunque sí que los autobuses no llegan hasta la última parada; José María Cuéllar asegura que los empleados se sienten “desprotegidos”

CEUTA
Paula Zumeta

ceuta
@elpueblodeceuta.com

A lo largo de este último año se han roto ya un total de 30 cristales de los autobuses de la empresa Hadú Almadraba. El director de la entidad, José María Cuéllar, explica cómo está la situación y cree que tanto empleados como ciudadanos están “desprotegidos”. La línea de Benzú, por “humanidad”, no se ha paralizado, aunque sí se interrumpe en una parada antes por las noches.

A lo largo de este último año se han roto un total de 30 cristales de los autobuses de la empresa Hadú-Almadraba. El director de la entidad, José María Cuéllar, da “gracias” porque a lo largo de este fin de semana no se haya registrado ningún incidente después de que se produjeran dos ataques con piedras, uno el jueves y otro el viernes, en la línea que va hasta la barriada de Benzú.

Cuéllar informó de que el protocolo a seguir tras este tipo de actos vandálicos es interponer una denuncia en la Comisaría de Policía Nacional. A esta denuncia se adjuntaron fotografías y en “principio”, la empresa tenía previsto paralizar el servicio a partir de las 18.00 horas a esta barriada, al igual que ocurriera con Juan Carlos I. Sin embargo, Cuéllar aseguró que “por un tema humanitario y por las personas mayores, que no tienen culpa de nada y tienen que llegar a la barriada”, la empresa decidió no paralizar el servicio, sino limitarlo. Es decir, desde que anochece, los autobuses hacen su última parada en la zona de los cafetines, en lugar de llegar hasta la última parada, la que se encuentra junto a la planta de descontaminación, lo que significa que “no se ha dejado desatendida a la barriada”, aseguró.

En relación al coste que supone un cristal de este tipo de vehículos, Cuéllar explicó que su precio oscila entre 1.500 o 2.000 euros -el máximo si es un parabrisas-. A esta cantidad hay que sumarle la “mano de obra”, destacó.

Seguridad

“No queremos que esté un policía todo el día en los puntos negros, los cuales ya conoce todo el mundo y las autoridades”, comentó el director, sino que lo único que solicitan es que, cuando caiga la noche, “los agentes transiten por esa zona para evitar que estos vándalos dejen de atacar a los autobuses”. Para Cuéllar, las personas que atacan a un vehículo “son terroristas; siempre se esconden en zonas verdaderamente difíciles de encontrar y también lo hacen de noche”. “Hay lugares que son conflictivos y lo único que pedimos es que los policías estén por allí, no todo el día, sino para que estos delincuentes se den cuenta de que hay seguridad y que están vigilados”.

“Desprotegidos”

Además, cuando se atrape a alguien, “que corra con las consecuencias, ya no sólo por el asunto económico; si son menores, que los padres corran con los gastos”, aseveró indignado. Y es que la situación de crisis afecta a todos y también a Hadú-Almadraba: “Hoy en día las cosas no están tan bien como para desembolsar casi 2.000 euros por un cristal que te rompen”. El director puso como ejemplo la recaudación media diaria en la última barriada en la que los vehículos han sido atacados. La línea de Benzú recauda unos 200 euros diarios, “si un cristal cuesta 2.000 euros, ¿cuál es el negocio?”, se pregunta. “Esto es una empresa privada y tenemos que salir todos los días para poder pagar a los trabajadores y pagar impuestos”.

“Es un servicio y un bien público para la ciudad y estamos totalmente desprotegidos; no sabemos qué hacer”, aseveró. “Es una situación que no es agradable”, apositlló.

Para Cuéllar, ni los ciudadanos, ni los empleados deben sufrir este tipo de ataques: “Tengo una responsabilidad como director de la empresa y tengo que velar por la seguridad de los trabajadores y evidentemente, por la seguridad de los usuarios”. “No puedo mandar a los trabajadores al paredón ni jugar con los usuarios para que los maten de una pedrada”, afirmó.

El director aseguró que “alguien tiene que responsabilizarse de esta situación”, ya que desde la empresa llevan “muchos años” con estas reivindicaciones. “Hasta ahora no ha ocurrido nada desagradable, pero puede pasar”, sentenció.
 


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