Los sindicatos creen que la nueva reforma educativa, cuyo
anteproyecto de ley fue aprobado ayer en el Consejo de
Ministros, es un claro retroceso a la educación de los años
60, mientras que el Gobierno sostiene que “estas medidas
permitirán acabar con el insostenible fracaso escolar que
han dejado las medidas parte del anterior Gobierno
socialista”.
El Gobierno aprobó ayer el anteproyecto de ley de la reforma
educativa, que pone fin a la selectividad, implanta
evaluaciones finales nacionales al final de cada etapa y
abre la puerta a las administraciones para concertar la
financiación pública de colegios de enseñanza separada por
sexos, algo que el sector de educación de los sindicatos ha
catalogado como un importante retroceso en el modelo
educativo, además de insistir en que las leyes deben salir
con una voluntad de permanencia y no cada vez que se produce
un cambio de gobierno, tal y como así ha venido sucediendo,
destacando que en los pocos más de treinta años de
democracia se han producido un total de siete reformas
educativas.
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio
Wert, presentó ayer al Consejo de Ministros una propuesta
articulada de la futura Ley Orgánica para la Mejora de la
Calidad Educativa (LOMCE), que modificará parcialmente la
Ley Orgánica de Educación (LOE), de 2006, y supone reforzar
Lengua y Matemáticas y suprimir Educación para la
Ciudadanía. Las sucesivas reformas que se han aprobado
durante las últimas décadas han motivado que algunas de las
leyes hayan tenido que convivir parcialmente, aunque la
última, la Ley Orgánica de Educación (LOE) sí conllevó la
derogación de tres importantes leyes anteriores: la LOCE, la
LOGSE y la LOPEG, pero no de la LODE (Ley Orgánica del
Derecho de la Educación, del año 1985), todavía vigente
parcialmente.
Los sindicatos aseguran que “la Educación debe de estar por
encima de la ideología del partido que gobierne” y emplazan
al Gobierno a “sentarse con los integrantes de la comunidad
educativa para conocer la realidad educativa y plantear una
ley acorde con las necesidades del sector”.
Los representantes sindicales del sector de Educación creen
que, sin menospreciar aspectos positivos que pueda tener la
nueva LOMCE, existen puntos que están encaminados a perder
en calidad de enseñanza y en contra de los niños más
desfavorecidos.
Uno de los aspectos más criticados por los sindicatos es el
de la evaluación externa, asegurando que sí abogan por una
evaluación permanente y continua del sistema, y no poner
unos hitos como marca la nueva ley que a final de cada curso
“le ponga un muro al alumno, si lo saltas bien y si no ahí
te quedas. Eso acaba con el apoyo educativo que se exige
para el alumnado”. concluyen.
|