“Nosotros nos estamos escapando de la situación aunque
nuestros montes son exactamente los mismos, igual de secos
que los de la península”, explica el coordinador de las
Brigadas Forestales de Ceuta, Carmelo Navarro. Diez
trabajadores y un coordinador centran su trabajo, entre el 1
de junio y el 1 de noviembre, en vigilar y detectar
incendios forestales.
“El problema principal este año, entre todos los que se han
barajado, desde el punto de vista de un agente forestal, es
que este invierno no ha llovido. Han caído tres días de agua
en todo el invierno cuando deberían ser dos meses de lluvias
o incluso tres. La vegetación está en una situación que se
llama estrés hídrico, es decir, seca. El año pasado, con un
invierno normal, los incendios fueron más pequeños y fáciles
de controlar. Pero con esta situación cualquier pequeño
conato que surja se desmadra. De ahí lo que está pasando en
toda España”, sostiene el brigada forestal.
El agente considera que “si en Ceuta empezase a arder algo,
también se haría grande”. “Si se juntan todos estos
requisitos negativos como que la vegetación está muy seca y
que es un día de Poniente muy fuerte, tendríamos aquí un
desastre”, lamenta.
Un pequeño incendio
Hasta el momento, desde el 1 de junio, el único incendio
forestal al que se ha enfrentado Ceuta ha sido un fuego que
arrasó con 2.000 metros de cuadrados de bosque por encima de
la hípica. Se produjo una noche a las tres de la madrugada a
principios de verano, el pasado 30 de junio. Aún así,
Navarro explica que se han incrementado las labores de
vigilancia. “La situación está fatal y lo único que podemos
hacer es incrementar la vigilancia”, sostiene y recuerda la
importancia de tener precaución. “Es la diferencia entre
intencionalidad o una negligencia, sin intención de quemar
nada”, explica. “Hay muchos conatos pequeños, los forestales
avisan a los bomberos y estos acuden rápidamente. Por eso
vigilamos desde la Tortuga y el mirador para que un conato
no se desmadre”, agrega.
En ese sentido, este martes las Brigadas Forestales avisaron
a los agentes del SEIS (Servicio de Extinción de Incendios y
Salvamento) porque había un conato de incendio, cerca del
pantano del Infierno, porque alguien había quemado una rueda
de un coche. “Los bomberos lo han apagado en diez minutos”,
explica con este ejemplo de negligencia. “Pero si hubiera
habido viento, el fuego se podía haber metido en el monte”.
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