La Virgen de África volvió ayer a salir a las calles para
encontrarse con sus fieles en un procesión que se alargó
tres horas. Tras la Misa Pontificial que tu vo lugar a las
puertas del Santuario de Nuestra Señora de África,
autoridades civiles y militares acompañaron a la patrona de
los caballas en un recorrido en el que no faltaron los
pétalos y los aplausos.
El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza
Boy concelebró ayer por primera vez la Solemne Misa
Pontificial en el día de la patrona de la ciudad. Una cita a
la que no faltaron cientos de ceutíes que a las 20.00 horas
ya habían abarrotado los alrededores del Santuario de
Nuestra Señora de África donde la Ciudad Autónoma, como ya
es habitual, dispuso decenas de asientos para que los fieles
siguieran la ceremonia. Pasadas las nueve y cuarto y con
todo preparado, la procesión de Gloria arrancó de las
puertas del santuario para recorrer las vías más céntricas
de la ciudad acompañada, por primera en su historia, por los
sones de la banda de música de Nuestra Señora de la Oliva de
Salteras, que llegó desde Sevilla para la ocasión. Una
presencia que hizo que la banda de música de Ceuta, que
tradicionalmente acompaña a la patrona de los caballas,
declinara la oferta de acompañar a la Cruz de Guía de la
procesión.
Las lluvias de pétalos que caían desde los balcones,
engalanados con las banderas españolas, volvieron a ser
parte protagonista de una procesión a la que no quiso faltar
nadie. Todas las autoridades de la ciudad tanto civiles como
militares, encabezadas por el Delegado del Gobierno,
Francisco Antonio González Pérez, los parlamentarios, el
presidente de la Ciudad, Juan Vivas y los diputados
populares de la Asamblea precedieron el paso de la patrona.
También estuvieron presentes desde las Cofradías derivadas
de la Virgen hasta las de otra imágenes como el Consejo de
Hermandades.
Calles inundadas de fieles
La fieles demostraron una vez más el fervor por su patrona,
y es que incluso uno de los costaleros no quiso perder la
ocasión de llevar a la Virgen a pesar de tener el brazo
escayolado. En las calles y en los balcones, los ceutíes se
agolpaban para ver pasar a Nuestra Señora de África a la que
le expresaban sus deseos y peticiones en cada pétalo que
lanzaban, mientras los más pequeños le tiraban besos desde
los brazos de sus padres.
Tras dejar la calle Jáudenes, que constituía el primer tramo
del recorrido, la procesión pasó por Vitori Goñalons, Paseo
de Colón, Padilla, Paseo del Revellín y llegó a la plaza de
la Constitución, donde se vivió uno de los momentos más
emotivos de la procesión cuando se entonó la salve cantada a
la Virgen, con el paso mirando el horizonte del Estrecho de
Gibraltar, en recuerdo de su milagrosa intercesión ante la
enfermedad de los pueblos vecinos y la protección de éste.
Aplausos y vítores
Los caballas, que iban en masa delante y detrás de su
patrona, no cesaron de aplaudir y vitorear a la Virgen que
tras este salve entró en el paseo de las Palmeras para
llegar a la Plaza de África y volver a su santuario. Con la
procesión se ha puesto el punto y final a unas fiestas
patronales cortas, ya que han durado sólo cinco días, pero
intensas, en las que los ceutíes han vuelto a mostrar la
devoción por ‘su Madre’ a la que dejaron en casa pasada la
medianoche. Una despedida que no lleva impresa un adiós sino
un hasta pronto, pues ya ha empezado la cuenta atrás para
las próximas fiestas en honor a ‘África’.
|