Las Fiestas Patronales de Ceuta
que ya acaban, son mucho más que “la sana diversión” y la
ocasión gozosa de los anhelados reencuentros agosteños,
cuando los hijos acuden a la llamada de la Madre Tierra, que
es decir lo mismo que la de “la patria chica” o la pura
querencia a la Emperatriz de África que tanto amor otorga a
sus hijos.
Me parecen “algo más” porque vienen a confluir en estos días
de feria infinidad de factores, por ejemplo, las fiestas
como exhibición de arte en estado puro a pie de calle. Y no
lo digo tan solo por la pública exhibición de la
espectacular talla gótica de Nuestra Señora, sino porque,
como diría mi amigo y maestro el escritor Esparza, el arte,
para ser arte “ha de ser sublime y dejar sin aliento” y
bellotas tiene que lanzar por la boca al hablar, el que
carezca de la sensibilidad bastante como para no quedarse
sin aliento ante el despliegue majestuoso que es cada año la
ofrenda floral a Santa María de África. Cada escena de la
ofrenda merecería de por sí ser el tema de una pintura
impresionista.
Centros de flores restallando en cromatismo de bodegón,
cestos y cestas derramando auténticos jardines coloreados,
ramos impresionantes cuidadosamente decorados, ramos más
sencillos, manojos de flores, guirnaldas floridas, un
auténtico jubileo por la Gran Vía en dirección al Santuario
y para unirse al cortejo que realizaría la ofrenda ¿Que les
gusta más, la escena luminosa bajo un cielo crepuscular de
tonos asalmonados y aromas marinas o el chumba-chumba de las
casetas? ¿Que primero una cosa y después la otra porque el
acto es maravilloso y en las casetas se cena de fábula?
Tienen razón.
Pura dualidad y el guiño de una señora que se dirigía hacia
el Santuario, elegantemente vestida en honor a la Reina y
llevando en la mano una sola rosa roja primorosamente
preparada ¿Han visto que buen gusto?
También presumo que las damas vestidas con trajes flamencos
que fueron a rendir honores después se irían a pasear los
faralaes por el ferial. Porque allí, en los modelos de las
damas, había mucho arte. ¿Qué me dicen del luminoso vestido
de la señora de Vivas en blancos y azules y con perlas al
cuello? Atrevido pero elegante y también la hermana del
Presidente iba elegante en tonos grises. ¿Espectacular?
Como siempre la preciosa esposa del consejero Premi, el año
pasado de naranja y este años de verde deslumbrante con el
toque “chic” de ser capaz de adornar el vestido de faralaes
con un detalle tan atípico como lo es un cinturón con
abalorios que le quedaba de fábula. ¿Sencillamente ideales?
la esposa y la hija de Antonio Gómez de Delegación de
Gobierno con unos modelos de alta moda flamenca con el toque
sevillano impreso ¡Si Nati Abascal llega a ver a la mujer de
Antonio que tiene porte de top model, seguro que le fusila
el modelo y se lo copia! ¿Con clase? La senadora Luz Elena
Sanín que fue el único mantón de Manila que se lució durante
el evento y además lo llevaba bien encajado sobre los
hombros y era un mantón “de los buenos” porque para eso
servidora tiene mucha vista. ¿Otro traje bien complementado?
El de Yolanda Bel, estampado en colores vivos, pero con el
toque señorial de llevar la chaquetilla corta en plan torera
y con mangas, en tono marfileño, un complemento muy
protocolario cuando se acude a la Corte para cumplimentar a
Su Majestad. Lo cierto era que los trajes flamencos se
podían contar por docenas, así que para ver estrellas de
todos los colores no hacían falta fuegos artificiales. Estas
han sido fiestas con glamour.
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