Del millón y medio de hindúes que en 1947 salieron de
pakistán y se desplazaron a diversas partes del mundo,
algunos llegaron a Ceuta. No obstante, en esa época
antepasados hindúes ya estaban trabajando en el extranjero,
concretamente en la zona norte de Marruecos, en empresas
situadas en las localidades de Tánger y Tetuán. De hecho, un
abuelo hindú cuenta que llegó en el año 1938 al norte de
marruecos. Y a partir de 1947, el resto de la familia que
quedaba en Pakistán tuvo que emigrar y se reagruparon en
esta parte del planeta. Los hindúes ceutíes son “sindhis”,
originarios de la región de Sind, que tras la independencia
de la India quedó en la parte de Pakistán. En la actualidad,
la comunidad hindú de Ceuta cuenta con un millar de
miembros.
Las familias hindúes que llegaron a España empezaron a
adaptarse al tipo de vida occidental potenciando este valor
desde el entorno familiar. Por ello, la familia es esencial
para ellos, ya que desde su seno se propicia e impulsa la
integración en la sociedad de acogida, reconociendo los
valores democráticos de la misma, a la vez que pone especial
énfasis en intentar conservar algunas costumbres y
tradiciones orientales fundamentadas en las jerarquias, pues
las costumbres de los sindhis son peculiares y, en cierto
modo, bastante diferentes al resto de los hindúes.
Al mismo tiempo, dentro de la Comunidad Hindú, la autoayuda
es desarrollada con gran intensidad favoreciendo la
integración de los recién llegados porque, con frecuencia,
su desconocimiento por parte de los españoles influye en que
se les perciba como una comunidad étnica minoritaria.
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