El Partido Popular aprobó en solitario ayer el reformado
Plan de Estabilidad Presupuestaria 2012-2021. El consejero
de Hacienda, Economía y Recursos Humanos, Guillermo
Martínez, fue el encargado de presentar esta remodelación
que fue muy criticada por los grupos parlamentarios de la
oposición.
La actualización, según recordó Martínez, viene justificada
por varias cuestiones: la caída de ingresos, la no venta de
bienes, la deuda del crédito ICO y la puesta en marcha de la
Estación Depuradora de Aguas Residuales. Sin embargo, el
consejero afirmó que estos cambios “no suponen alterar los
puntos fundamentales” y la renovación de este Plan servirá
para que haya “un progresivo aumento de la capacidad de
ahorro y mantener el empleo estructural”. El objetivo es que
la inversión “media anual sea de 25 millones de euros, algo
razonable”.
A pesar del intento de Martínez de convencer a los grupos de
la oposición, el diputado de Caballas, Juan Luis Aróstegui
lo definió como un “plan de inestabilidad”, puesto que “hay
serias probabilidades de que haya que aprobar otro plan
antes de final de año”. Aróstegui criticó sobre todo que el
plan está “mal hecho y las cuentas de inversión no salen;
estos parámetros establecidos impiden una política de
inversión”.
Por su parte, el portavoz del grupo socialista, José Antonio
Carracao, consideró que si se llevan a la Asamblea “muchos
planes” supone “no tener rumbo”. “Si hacemos los cálculos
están mal hechos y el Plan de Estabilidad se cae por su
propio peso”, comentó.
Incluso Carracao se atrevió a decir que “la venta de
patrimonio siempre nos pareció una mala solución y el plan
de pago a proveedores no es una consecuencia sobrevenida, es
una situación ruinosa”. Por ello, “no se sabe cuáles son las
intenciones y no se recoge la realidad”, concluyó el
diputado socialista, que sentenció en su discurso que la
“gestión es un verdadero caos”.
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