La empresa especializada ‘Condor Georadar’ realizó ayer el
trabajo de campo más especial al que se ha enfrentado en sus
nueve años de experiencia nacional e internacional: el
análisis de la estructura interna de las Murallas Reales de
Ceuta. Colgado en una pared vertical de casi 20 metros de
altura sobre un foso navegable, el georradar realizó el
barrido de uno de los lienzos del conjunto monumental, que
oculta en sus entrañas los secretos de dos milenios de
historia. La interpretación de las estructuras que detecte
este sofisticado aparato servirá de guía para las obras que
convertirán este espacio en un singular museo.
Las obras de “consolidación, restauración y adecuación a la
vista pública” de la Puerta Califal han comenzado con un
trabajo pionero que trata de desentrañar los secretos no
visibles de una estructura histórica emparedada desde hace
siglos en los muros de las Murallas Reales. Se trata de un
estudio cuyo trabajo de campo fue desarrollado ayer en el
Conjunto Monumental de las Murallas Reales, donde se
insertan la Puerta y el resto de elementos que componen el
futuro museo, y que emplea la técnica del georradar para la
detección -sin necesidad de excavar- de estructuras
enterradas u ocultas por paredes. En este caso, la novedad
estriba en que es un trabajo vertical, en el que el
georradar tuvo que realizar batidas sobre el lienzo de
muralla que da al Foso Real.
Tal como explicó a EL PUEBLO Luis Avial, director técnico de
la empresa encargada de este trabajo, ’Condor georadar’,
sólo ha habido un caso similar en el que haya trabajado
antes, en la Muralla de Ávila, aunque en aquella ocasión el
análisis se llevó a cabo mediante grúas y no descolgando el
aparato por una pared vertical de casi 20 metros de altura y
que da a un foso navegable. “Un trabajo tan complicado
técnicamente y tan interesante como este no lo hemos hecho
nunca”, señalaba. “Queremos obtener muchos datos, pero a
noventa grados, descolgando el georradar por una pared; eso
no se ha hecho nunca antes en España”, afirmaba el
geofísico.
Los técnicos estudian mediante este procedimiento la
estructura de varios paramentos verticales que, a lo largo
de la historia, quedaron ocultos en el interior de la
muralla portuguesa, de muy diferente datación, desde épocas
romana y bizatina a nuestros días, y construidos con
distintos materiales.
Esta técnica, como un TAC nuclear, servirá para detectar
cualquier tipo de elemento en el interior de las murallas.
“Representa volumétricamente las estructuras que hay hacia
el interior”, señala Avial, quien destaca que esta detallada
imagen se obtiene gracias a los 20.000 puntos de información
por metro cuadrado que ofrece el aparato.
Después, serán los especialistas, los arqueólogos y
arquitectos que participan en este proyecto, quienes deberán
“interpretar” lo que para el georradar serán elementos que
por su densidad, se identifiquen como arena, aire,
mampostería, argamasa o metal, por ejemplo. La intención es
conocer el material sobre el que se va a intervenir antes de
comenzar esta compleja intervención en el corazón de las
Murallas Reales.
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Una empresa que ha trabajado en casos como el de los niños
desaparecidos de Córdoba
La empresa encargada del estudio,
radicada en Madrid y con nueve años de experiencia en el
sector, está especializada en la detección de estructuras
enterradas tanto con termografía de infrarrojos como
mediante georradar. Además de en España, ha trabajado en
Túnez, Libia o Francia, tal como señala su director, Luis
Avial. Según explica el geofísico, esta tecnología ha
avanzado mucho en los últimos años y ahora mismo “no hay
sistema que se le acerque” en calidad. Los campos de
aplicación de la técnica del georradar son múltiples.
‘Condor Georadar’ ha trabajado de hecho tanto en el campo de
la arqueología como, por ejemplo, en la búsqueda de víctimas
de crímenes, una labor para la que ha sido requerida por las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y que ha servido
para localizar a cinco de estas víctimas.
Uno de los últimos casos en los que se encuentra trabajando
es el de los dos niños desaparecidos en Córdoba. También se
utiliza el georradar en la detección de contaminación, en
definitiva, “de cualquier elemento exógeno que haya debajo
de un terreno o de una pared”
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