Por lógica. ¿Quien no tiene presente la espectacular
inauguración de la Escuela de Joyería donde se forman los
futuros diseñadores y orfebres bajo el patrocinio de la
Fundación Chocrón-Macías? Una iniciativa llena de
imaginación, pero al tiempo profundamente realista porque se
fragua en torno al aprendizaje y a la adquisición de
conocimientos en un campo concreto. No es “bla-bla-blá, bli-bli-blí,
que buenísimos somos todos y qué bien nos lo pasamos aquí”
porque de pamplinerías y de “gestos” estamos ya saturados y
de inútiles más todavía. Por fortuna Carlos Chocrón y su
Fundación huyen de toda gestualidad artificiosa y cuando
reforestan y aumentan el patrimonio ecológico de Ceuta, los
árboles están ahí, para uso, lujo y disfrute de todos y
antes que nada de las futuras generaciones.
¿Y qué se puede alegar del gran sueño del joyero que es el
parque botánico de Ceuta y que supondría un foco de
atracción cultural, social y de turismo “verde” para la
ciudad? ¿Ustedes piensan que Carlos Chocrón abandonará la
idea de las glorietas festoneadas por glicinas, los
estanques, las fuentes, la belleza intrínseca del arbolado,
el rincón de las mariposas con la estatua del Principito y
el paisajismo decimonónico del que puede ser “el jardín
botánico del sur de Europa”? ¿Respuesta al joyero y a su
Fundación? Sería la de “muchas gracias por tomar sus sueños
por realidades” tipo slogan del mayo francés ¿Otro slogan
aplicable? Sería el de “la imaginación al poder”.
Y ya que la Fundación hace tantas cosas que son “cómo Dios
manda” es decir, buenas y bellas, por la ciudad ¿No podría
arrogarse el papel de “Defensora del Pueblo de Ceuta”? Nada
impide que esas funciones las desempeñe indistintamente una
persona física o jurídica y los de Chocrón ya han demostrado
todo lo que tienen que demostrar, máxime cuando hoy donan
dos desfibriladores, uno a la Autoridad Portuaria de Ceuta y
otro al Parque Marítimo. Lógico es que debería causar cierto
acharo tanto al Puerto cómo al Parque Marítimo, no disponer
“ya” de desfibriladores para evitar la muerte súbita de los
ciudadanos, tratar la parada cardiorrespiratoria cuando es
debida a la fibrilación ventricular, la taquicardia
ventricular sin pulso y el colapso. Este tipo de material
médico electrónico salva la vida de quien padece un episodio
cardíaco y lo bueno es que lo pueden aprender a utilizar
personas que no sean profesionales de la medicina, cómo
miembros de protección civil, de los Cuerpos de Seguridad
del Estado y los bomberos, quienes asisten a cursos de
voluntariado y a cursos de vigilantes. De hecho, ya puestos
y dado que se va a contar con dos caros aparatos gracias a
la buena cabeza de la Fundación Chocrón-Macías, lo más
normal, al igual que se imparten enseñanzas de tráfico a
alumnos de institutos, sería mostrarlo al alumnado de
bachillerato y a los universitarios, explicarles en
condiciones para qué sirve y cómo se utiliza, ampliar los
conocimientos de la juventud y forjar en ella un espíritu de
“voluntariado” que les haga capaz de desenvolverse ante
cualquier eventualidad y ser capaces de reaccionar, ya saben
ustedes, tipo simulacros que es cómo se adquieren mejores
conocimientos, porque no se va a disfrutar del lujo de
contar con dos desfibriladores, con lo carísimos que son y
que no existan suficientes voluntarios que sepan
utilizarlos. En plan espíritu suizo donde cada ciudadano
tiene que aprender a desenvolverse ante cualquier tipo de
emergencia. Pero lo importante es que Chocrón-Macías vuelve
a aplicar la lógica a la hora de actuar.
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