Nada que alegar en lo referente a que los políticos hagan
públicas sus propiedades, de hecho es la política común para
demostrar honradez y que no se llega al Gobierno con una
mano delante y otra detrás y se sale a los cuatro años
intempestivamente enriquecido por chanchullos varios. Se
agradecen el gesto y el simbolismo de mostrar ante la
opinión pública cuanto tiene cada cual y eso hace que
consideremos que en Ceuta, a diferencia de otros lugares, no
hay multimillonarios metidos en política sino gente de una
clase media breada por las hipotecas, como el resto de los
españoles y con sueldos medianos cuando no más de uno que
zozobra hacia el mileurismo.
Y en esta ciudad donde todos se conocen más o menos y que no
tiene los inconvenientes de las grandes urbes, quien dice
tener determinado vehículo lo tiene en efecto y todos los
ciudadanos lo conocen, no se da el caso de nadie que declare
un monovolumen con pocas pretensiones y ande callejeando y
soltando humo por el tubo de escape de un Ferrari ni
exhibiéndose a lomos de una Harley. Tampoco existen
latifundios y nadie declara tener en propiedad un atraque y
mucho menos un barco, aunque sea una canoa, por no tener no
tienen ni motos de agua. Tampoco aparece declaración de los
bienes muebles lo que significa que ninguno posee una
colección de arte ni una obra considerada perteneciente al
patrimonio. Clase media normal hipotecada y sana burguesía,
el único que parece más pudiente es Premi Mirchandani pero
él es ‘acomodado’ por familia, del resto no constan
herencias y existe una especie de uniformidad, sin
discrepancias y sin excesos de ingeniería financiera que
compro-que vendo acciones en la bolsa y a ver cómo anda el
índice Nikei.
Y más de uno se interrogará acerca de las razones de esta
sobreexposición a los medios cuando lo que tengan o no
tengan los políticos no les importa, verdad a medias porque
el publicitar los haberes da pábulo a comentarios y a
cotilleos y nada complace más a la opinión pública que tener
“otro” motivo para darle a la sinhueso y comentar lo
atrasados que van algunos políticos que siguen declarando el
valor de sus bienes en pesetas y si es que no tienen la
maquinita para convertir las cantidades en euros.
¿Y los precios de las viviendas? Se ve que nuestros
políticos saben aprovechar las oportunidades inmobiliarias,
al tiempo que no son dados a las inversiones porque quitando
a Premi Mirchandani que cobra sus rentas, el resto no tiene
nada alquilado, ni un trastero. Sueldos medianos y algunos
cómo los 300 euros de Fatima en la UNED una simbólica
propina. Mejor. La clase media debe entenderse con esa clase
media empobrecida por la crisis y por las hipotecas .
Y esta normalidad en cuanto a ingresos que no son en
absoluto millonarios y que por supuesto nada tienen que ver
con lo que perciben miembros de otros estamentos cómo el
Consejo General del Poder Judicial cuyas abolengosas
retribuciones han aparecido este fin de semana en un diario
nacional para horror y rechazo de la ciudadanía. De hecho
cualquier alto ejecutivo de una buena empresa tiene un
sueldo muy superior al del Presidente Vivas, por no decir el
doble de sueldo. Y ya no hablemos de los banqueros y sus
escandalosas retribuciones.
Visto lo visto, los coches de gama media y muy pocos de gama
media-alta, las escasas propiedades exceptuando el
patrimonio familiar de Mirchandani que representa muchos
años de trabajo de generaciones, las viviendas de precios
normales y ningún guiño al lujo o al superlujo, todo ello
demuestra que quienes han venido y vienen gobernando esta
ciudad lo habrán hecho mejor o peor pero con un talante muy
distinto a los de otras Autonomías y lo digo sin señalar los
ERES falsos andaluces, ni el Palma Arena, ni los cochazos de
la Junta de Castilla La Mancha que Cospedal tuvo que sacar
en subasta, ni las embajadas catalanas que han sido y son
una grillera y una poca verguenza. Aquí se ven que no han
llegado más tiesos que la varilla de un cohete y se han ido
ahítos, saciados, eructando y con muchos kilos de más, ni
comisiones bajo cuerda, ni oscuros casos Noor, ni el hermano
de Alfonso Guerra, ni lo a punto que estuvo Bono, ni viajes
subvencionados a Nueva York por el “querido Emilio”, ni
cuentas en opacos paraísos, ni testaferros. Hay lo que hay,
todo parece normal y transparente. Al menos así lo creeré
hasta que alguien, con pruebas en la mano, demuestre lo
contrario.
Aunque es tal el descrédito de la clase política en general
que no se puede evitar que haya ciudadanos desconfiados para
los que las declaraciones no sean creíbles, y se pregunten:
¿Y las propiedades que no tienen a su nombre?
Por cierto, de Juan Luis Aróstegui hablaré otro día ...
|