La formación y pedagogía es una de las tres vertientes que
contempla el servicio sanitario del CETI. Las otras dos son
la vigilancia epidemiológica y la asistencia sanitaria. La
enfermera encargada de prestar este servicio, que se realiza
en colaboración con la Consejería de Sanidad, es María José
Guill, quien se encarga de explicar hábitos de vida
saludable.
La tercera vertiente del programa sanitario que desarrolla
el CETI -las otras dos son la vigilancia epidemiológica y la
asistencia sanitaria- se centra en la formación de los
residentes. “De poco serviría que hagamos test y controles
de entrada si luego no hacemos un seguimiento”, precisa el
director del CETI, Carlos Bengoechea. Por ello, la
Consejería de Sanidad y Consumo mantiene una enfermera que
se encarga de formar a los inmigrantes en hábitos y
comportamientos de vida saludable, así como de explicarles
las prácticas de riesgo de transmisión sexual que deben
evitar.
La enfermera encargada de prestar este servicio es María
José Guill -que estos días se encuentra en Nicaragua con una
beca de Fuden y AECID realizando un curso sobre enfermedades
tropicales-, quien explica que los inmigrantes suelen estar
muy interesados en formarse y en conocer las prácticas
sanitarias recomendadas. “Les suele sorprender que la
homosexualidad no sea un delito y que, sin embargo, la
mutilación genital, sí”, apunta. Las clases suelen durar
cinco sesiones, pero a partir de julio se impartirán
talleres más amplios sobre la prevención del sida.
Por otro lado, algunas de las enfermedades que el personal
sanitario del CETI suele atender están relacionadas con
aspectos psicológicos. “Muchos sufren estrés migratorio, que
es el que sienten cuando llevan varios meses en el centro y
se sienten estancados, empiezan a tener dolores
psicosomáticos”, explica el médico del centro, Sergio
González.
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