“He estado viviendo dieciocho años con un maltratador, mi
hijo Ángel”. Así explicaba la madre del acusado del crimen
de San Amaro, Milagros P.C., su difícil relación con su
hijo, marcada por la agresividad y los accesos violentos de
éste cuando se le contrariaba.
Ya con cuatro años clavó un punzón en el ojo de un compañero
de colegio, explicó la madre, que relató parte de su
peregrinar con su hijo ante médicos psiquiatras y
psicólogos. Ella se hacía cargo de darle el tratamiento,
hasta que cuando ya cumplió la mayoría de edad, en marzo de
2010, dos meses antes del crimen, decidió desentenderse de
ser la responsable de la medicación. Admitió en este sentido
que el joven tiraba las medicinas por el retrete, y que se
negaba a tomar los medicamentos.
A preguntas de la acusación particular manifestó en torno a
su hijo: “Creo que sabe lo que hace. Busca las vueltas para
ponerte de tonto. Retuerce las cosas para que sea lo que él
quiere. Es inteligente”, declaró.
“He estado viviendo dieciocho años con un maltratador, con
mi hijo Ángel José”, declaró. Sobre su difunto marido,
padrastro del joven, explicó que “lo acogió como un padre.
Pero se tuvo que dar por vencido, agotado. La convivencia
era un infierno por la actitud de Ángel”.
También declararon durante la sesión de ayer el padre del
fallecido, José F.S., quien confirmó que tras el crimen
forcejeó con Ángel para ayudar a su nieto Daniel, quien
trataba de impedirle que abandonara la casa tras cometer el
crimen.
El propio hermanastro de Ángel José, que en el momento del
crimen tenía 16 años, recuerda que mientras estaba en su
cuarto escuchó ruidos, pero que no le dio importancia hasta
que oyó a su padre gritar. Explicó además que cuando salió
al pasillo encontró a su progenitor tendido en el suelo y
que trató de sujetar a Ángel José, para evitar que huyese,
pero que éste al final cogió una mochila en la que había
guardado algunas pertenencias y abandonó la casa .
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