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ACTUALIDAD - DOMINGO, 22 DE ABRIL DE 2012


lugar del fuego. fidel raso.

incendio provocado
 

Queman el coche de un agente de
la UDYCO en el garaje de las 206 viviendas de avenida Lisboa

El incendio, del que se dio aviso a Bomberos
a las 04.38 horas y que es el tercero contra
un policía de esta unidad del CNP en ocho meses, obligó a desalojar el bloque
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Un nuevo incendio provocado en un vehículo hizo saltar en la madrugada de ayer todas las alarmas en un edificio de viviendas. Esta vez, el blanco de esta práctica, ya habitual en Ceuta, fue, tal como pudo saber este diario de diferentes fuentes, un agente de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO). El vehículo estaba estacionado en el garaje del número 63 de la avenida de Lisboa y el aviso del fuego llegó al parque de Bomberos a las 4.38 horas. A las 6.15 se dio por extinguido, dejando tras de sí una nueva oleada de indignación entre los residentes, que clamaban por condenas duras para los autores de estas acciones.

La Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) se convirtió ayer de nuevo en objetivo de un ataque en el que resultó quemado el vehículo de uno de sus agentes. Desde septiembre de 2011 han sido tres los vehículos de agentes de esta unidad quemados. Una vez más también, el fuego se ha provocado en el interior de un garaje situado en un bloque de viviendas, en este caso, en las 206 VPO de la avenida Lisboa, en el número 63, lo que obligó al desalojo de sus vecinos de madrugada, como ocurrió en el caso reciente de Parques de Ceuta.

El aviso del incendio se dio al Parque de Bomberos a las 04.38 horas y el fuego se dio por extinguido, tal como informaron desde este cuerpo, a las 06.15. El edificio afectado es uno de los tres bloques de viviendas de protección oficial que conforman esta promoción y el portón afectado fue el 3. La entrada al garaje está ubicada en la calle posterior, junto a una mezquita y a escasos cien metros del Cuartel de Regulares.

Al lugar del incendio acudieron además de miembros del Cuerpo Nacional de Policía, agentes de la Policía Local, mientras los Bomberos, según relataron testigos presenciales a este diario, daban aviso mediante un megáfono para que los vecinos cerraran las ventanas. La humareda causada por el incendio en un vehículo es muy densa y tóxica y a la mañana siguiente las huellas eran visibles en la fachada del garaje y de las viviendas situadas en las plantas inferiores.

“Estábamos dormidos y no sabíamos que respirábamos humo”, explicaba uno de los vecinos desalojados por la Policía Local y los Bomberos. La que dio el aviso fue, tal como relataban, una vecina que tiene una niña pequeña.

El lugar en el que estaba situado el vehículo, un Mercedes 300 nuevo, quedó destrozado por la intensidad del fuego, que afectó en menor medida a otros aparcados en las proximidades. Este fue el caso del coche de una vecina que, mientras los agentes de la Policía Científica hacían su trabajo de investigación, se preocupaba por su estado. Los agentes entraron a comprobarlo: “El motor está intacto, pero tiene cosas fundidas”, informaron a la mujer, preocupada por la silla de su hija y por las cosas “de la niña” almacenadas en su trastero.

“Esto no va a cambiar”, se lamentaba otro residente sin ocultar su indignación, “si no les cogen del pescuezo y les caen 20 años no va a cambiar”, auguraba. Otro vecino clamaba: “¡Esto es un sinvivir, la que se podía haber montado, Dios de mi vida!”. “¿Y de quién es el coche?”, preguntaba otro preocupado, mientras apuntaba que “es raro que no haya pasado nada, gracias a dios que sólo ha sido uno”.

Entre el vecindario había también preocupación por las instalaciones del inmueble, entre ellas, los bajantes del saneamiento y de agua potable. Quien señalaba estos daños se quejaba también: “Aquí no pasa nada, si no hay una buena condena no aprenderán”, y una de sus vecinas era más contundente, “las manos se tenían que haber quemado”, decía. Un policía local que vive en el bloque explicó a EL PUEBLO que el poco tiempo que le quedaba de sueño lo había pasado en su coche, ante “la humareda que se había montado en el piso”.
 


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