Un nuevo incendio provocado en un vehículo hizo saltar en la
madrugada de ayer todas las alarmas en un edificio de
viviendas. Esta vez, el blanco de esta práctica, ya habitual
en Ceuta, fue, tal como pudo saber este diario de diferentes
fuentes, un agente de la Unidad de Drogas y Crimen
Organizado (UDYCO). El vehículo estaba estacionado en el
garaje del número 63 de la avenida de Lisboa y el aviso del
fuego llegó al parque de Bomberos a las 4.38 horas. A las
6.15 se dio por extinguido, dejando tras de sí una nueva
oleada de indignación entre los residentes, que clamaban por
condenas duras para los autores de estas acciones.
La Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) del Cuerpo
Nacional de Policía (CNP) se convirtió ayer de nuevo en
objetivo de un ataque en el que resultó quemado el vehículo
de uno de sus agentes. Desde septiembre de 2011 han sido
tres los vehículos de agentes de esta unidad quemados. Una
vez más también, el fuego se ha provocado en el interior de
un garaje situado en un bloque de viviendas, en este caso,
en las 206 VPO de la avenida Lisboa, en el número 63, lo que
obligó al desalojo de sus vecinos de madrugada, como ocurrió
en el caso reciente de Parques de Ceuta.
El aviso del incendio se dio al Parque de Bomberos a las
04.38 horas y el fuego se dio por extinguido, tal como
informaron desde este cuerpo, a las 06.15. El edificio
afectado es uno de los tres bloques de viviendas de
protección oficial que conforman esta promoción y el portón
afectado fue el 3. La entrada al garaje está ubicada en la
calle posterior, junto a una mezquita y a escasos cien
metros del Cuartel de Regulares.
Al lugar del incendio acudieron además de miembros del
Cuerpo Nacional de Policía, agentes de la Policía Local,
mientras los Bomberos, según relataron testigos presenciales
a este diario, daban aviso mediante un megáfono para que los
vecinos cerraran las ventanas. La humareda causada por el
incendio en un vehículo es muy densa y tóxica y a la mañana
siguiente las huellas eran visibles en la fachada del garaje
y de las viviendas situadas en las plantas inferiores.
“Estábamos dormidos y no sabíamos que respirábamos humo”,
explicaba uno de los vecinos desalojados por la Policía
Local y los Bomberos. La que dio el aviso fue, tal como
relataban, una vecina que tiene una niña pequeña.
El lugar en el que estaba situado el vehículo, un Mercedes
300 nuevo, quedó destrozado por la intensidad del fuego, que
afectó en menor medida a otros aparcados en las
proximidades. Este fue el caso del coche de una vecina que,
mientras los agentes de la Policía Científica hacían su
trabajo de investigación, se preocupaba por su estado. Los
agentes entraron a comprobarlo: “El motor está intacto, pero
tiene cosas fundidas”, informaron a la mujer, preocupada por
la silla de su hija y por las cosas “de la niña” almacenadas
en su trastero.
“Esto no va a cambiar”, se lamentaba otro residente sin
ocultar su indignación, “si no les cogen del pescuezo y les
caen 20 años no va a cambiar”, auguraba. Otro vecino
clamaba: “¡Esto es un sinvivir, la que se podía haber
montado, Dios de mi vida!”. “¿Y de quién es el coche?”,
preguntaba otro preocupado, mientras apuntaba que “es raro
que no haya pasado nada, gracias a dios que sólo ha sido
uno”.
Entre el vecindario había también preocupación por las
instalaciones del inmueble, entre ellas, los bajantes del
saneamiento y de agua potable. Quien señalaba estos daños se
quejaba también: “Aquí no pasa nada, si no hay una buena
condena no aprenderán”, y una de sus vecinas era más
contundente, “las manos se tenían que haber quemado”, decía.
Un policía local que vive en el bloque explicó a EL PUEBLO
que el poco tiempo que le quedaba de sueño lo había pasado
en su coche, ante “la humareda que se había montado en el
piso”.
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