Desde que comenzó el año, se han quemado en la ciudad más de
medio centenar de vehículos. Estas cifras acumulan los
fuegos que se han producido en la vía pública, además de en
los garajes. El último suceso tuvo lugar en la madrugada del
lunes 26 de marzo, cuando se provocó un incendio en el
garaje de la fase dos de Parques de Ceuta. Un cabo que
estuvo allí, Juan García, cuenta su experiencia a EL PUEBLO.
Desde que comenzó el año, se han quemado en la ciudad más de
medio centenar de vehículos. El registro remitido por
Bomberos y del que dispone la Consejería de Presidencia y
Gobernación, que dirige Yolanda Bel, es hasta mediados de
marzo, cuando se habían quemado ya 41 vehículos. A esta
cifra hay que sumar los ocho coches y las dos motocicletas
que ardieron en el garaje de Parques de Ceuta el día 26 del
mes pasado.
En relación a la franja horaria en la que se producen más
incidencias, es a partir de las 21.00 horas, con un 86% de
sucesos de este tipo. Las zonas en las que más quemas de
vehículos hay son Príncipe Alfonso, la frontera del Tarajal
o La Reina. Además, la consejería presentó el pasado viernes
en Consejo de Gobierno otro informe del Servicio de
Extinción de Incendios y Salvamento en el que se reflejaba
que desde el año 2011 se han quemado ocho garajes, lo que ha
provocado que 33 vehículos se hayan quedado inutilizados. El
jefe del servicio de Bomberos, Manuel Gentil, considera que,
en relación a las quemas en la vía pública, “continúa la
tónica del año pasado”.
El último de los grandes fuegos en el que ha intervenido el
SEIS ha sido el provocado en la madrugada del lunes 26 de
marzo en el garaje de la fase dos de la barriada Parques de
Ceuta. En este suceso se ha registrado la quema de un total
de 8 vehículos y dos motos. Uno de los dos cabos que se
encontraba de guardia, Juan García, explica a EL PUEBLO cómo
fue la experiencia vivida en el interior de aquel
“infierno”, tal y como ya manifestaban los propios bomberos
a este diario el mismo día del suceso.
“No podíamos ver”
“Sobre las 2.00 horas se recibió la llamada de que había un
incendio y de gran alcance”. Por ello, se decidió el
traslado de las dos dotaciones que estaban en el Parque de
Bomberos. Bajo la dirección de un sargento, acudieron dos
vehículos con “autobombas urbanas ligeras, pesadas y
nodrizas; este último dispone de una “gran cantidad de agua
para suministrar a los vehículos más pequeños y que se
encuentran más cercanos al fuego”. Es decir, “intervienen
directamente”, resalta el cabo.
En el momento de la llegada de los bomberos, los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad estaban controlando la situación. “En
la zona había ya una gran cantidad de humo negro y denso y
una carga térmica muy grande”, continúa García. Antes de
entrar al garaje, varios vecinos informaron de cómo era la
instalación. “El fuego podía ser en cualquier sitio y era
como si nos hubieran tapado los ojos”, explica.
“El garaje tiene dos entradas, una a la izquierda y otra a
la derecha”. La primera información que se proporcionó a los
funcionarios del cuerpo “no coincidía” y los bomberos, “con
un calor tremendo y explosiones”, no conseguían dar con las
llamas. García recuerda que se escuchaba la caída de
cascotes del techo y dice que, “a partir de los 800 y 1.000
grados”, el hormigón empieza a “descomponerse”. Tras un rato
que se hizo “eterno”, los bomberos entraron por la parte
“izquierda y todo recto fue cuando se encontró el incendio”.
En el interior los miembros no podían estar “más de cinco
minutos, era imposible ya que los cuerpos no aguantaban esa
temperatura”, resalta.
Al principio, cuando se comenzó a echar agua, “se evaporaba
y se ‘colaba’ dentro de los uniformes; los bomberos nos
quemamos”, continúa. Mientras un grupo se iba turnando para
apagar las llamas, otro se encargó de subir hasta la octava
planta para romper las claraboyas con el objetivo de que el
humo saliera desde arriba. Para García, esta fue una de las
actuaciones “más importantes porque se buscó la salida del
aire caliente, el humo y los gases tóxicos”. El cabo asegura
que “si no se hubiese hecho, quizás hubiese costado la vida
de más de una persona”.
El cabo ha ratificado lo que EL PUEBLO publicó en su edición
del pasado viernes: “El forjado ha quedado muy dañado,
incluso algunos cascotes aplastaron varias partes de los
vehículos”. Una de las viviendas del bloque también se ha
visto dañada.
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Desde las 2.00 hasta las 7.00 horas para extinguir el fuego
El cabo Juan García explica que el
procedimiento que se sigue cuando se produce un incendio en
un garaje, en primer lugar, el equipo se coloca una cuerda
guía. El grupo se agarra desde el exterior al interior para
“estar controlados”. Los bomberos usan cámaras térmicas y,
cuando se localiza el foco, se despliegan las mangueras.
Mientras un equipo se encarga de la extinción de las llamas,
otro trabaja en la evacuación, por ejemplo, “mirando huecos
de escaleras”, además de ventilar los gases tóxicos e
inflamables, que es la “parte importante”. El Servicio de
Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) trabajó en el
fuego de Parques de Ceuta desde las 2.00 hasta las 7.00
horas, momento en el que se comenzaron a ventilar las dos
plantas del garaje. Los bomberos de relevo, que entraron de
nuevo a las 8.00, también estuvieron ventilando e
inspeccionando hasta las 15.00 horas del martes.
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