El menor que fue señalado como el culpable de pegarle una
patada a la moto de un agente y que pasó un mes en Punta
Blanca como imputado por un caso de atentado, se ha liberado
de esta acusación después de que el fiscal la retirara tras
escuchar a los agentes en la vista que se celebró el
miércoles.
“Yo siempre he dicho la verdad. Sin embargo, la Policía ha
dado distintas versiones”. Así de tajante se muestra Fahd
A.A. tras el juicio que se celebró contra él en el que se le
imputaba un delito de atentando contra la autoridad que
finalmente fue retirado. Y es que, durante la vista
celebrada el pasado miércoles las distintas versiones
policiales hicieron que el fiscal retirará la acusación que
pesaba contra el joven al que varios agentes culparon de dar
una patada a la moto de un policía que le perseguía y que
cayó al suelo. Los hechos ocurrieron el 3 de junio de 2011,
cuando Fahd, aún menor de edad, se escapó de un control
policial porque la chica que llevaba con el no tenía puesto
el casco. Algo que él siempre reconoció. Durante la
persecución el agente David Vega cayó al suelo y el en
atestado el oficial de la local que participó en la carrera
aseguró que el chico había propinado una patada a la moto
provocando que el agente cayera.
Sin embargo, en la vista el policía afectado aseguró que el
incidente se trató de una caída y que nunca hubo una patada.
El oficial, por su parte, afirmó que el atestado lo escribió
después de que su compañero le contara en el Hospital que el
chico le había propinado la patada. Una conversación que
Vega dijo no recordar. Mientras, el tercer agente
involucrado aseguró no haber visto nada. Versiones
contradictorias que llevaron al fiscal a retirar la
acusación de atentando contra la autoridad que pesaba sobre
Fahd y por la que pedía nueve meses de internamiento y tres
de libertad vigilada. Ahora sólo se enfrenta a una posible
condena por un delito contra la seguridad de vial y una
falta de imprudencias, por la que el representante del
Ministerio Fiscal pide tres meses de libertad vigilada.
Falta de imprudencias
No obstante, para Fahd lo peor ya ha pasado. A sus espaldas
queda un mes de internamiento en Punta Blanca y ocho de
libertad vigilada. “Me he quitado un peso de encima, después
de todas las mentiras que se ha dicho” dice con pesadez en
su voz. Y es que, esta experiencia se ha vuelto inolvidable
para el joven que durante nueve meses se ha sentido
“señalado” de un delito cuya acusación finalmente fue
retirada por el propio fiscal.
Para la familia, Fahd ha sido juzgado mucho antes de la
vista. Ahora, están contentos al ver que la versión del
joven se ha ratificado ante los tribunales y sólo esperan
poder dejar atrás este capítulo que se abrió el pasado 3 de
junio y que esperan cerrar en pocos días cuando salga la
sentencia definitiva del Juzgado de Menores.
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Fahd aún sufre las secuelas del mes que pasó en Punta Blanca
El 3 de junio de 2011 es una fecha
que se le ha quedado grabada a fuego a Fahd A.A., porque fue
ese día el que le acusaron de pegarle una patada a la moto
de un policía local. Una acusación que finalmente ha
retirado el fiscal que le acusaba pero que a este joven,
entonces menor de edad, le costó un mes de internamiento en
Punta Blanca. De la experiencia, Fahd asegura haber sacado
“muchas lecciones” tantas que desde entonces no ha vuelto a
ser el mismo. Su familia cuenta como le ha cambiado el
carácter e incluso como sufre desmayos constantes por la
ansiedad. “No puedo dormir con la puerta cerrada ni escuchar
como la gente habla bajo a mi lado” reconoce el propio
chico, que no quiere ser fotografiado pero que quiere contar
su historia para que “no vuelva a pasar”. Él y su familia
tienen la esperanza de que su caso sirva para que otros
chavales no sean acusados por la policía sin razón.
La mirada de Fahd es cabizbaja y cuando recuerda su paso por
el centro de menores sus ojos se enturbian. “Todavía lo
estoy pasando muy mal” lamenta. Lo peor de estar en el
centro de Punta Blanca es lo encerrado que se sentía, según
reconoce. Su madre y su hermana lo recuerdan con “mucho
sufrimiento” y las lágrimas afloran a sus ojos. Fue un mes
en el que el joven se aferró a los libros para salir
adelante y poder aprobar los exámenes. Ahora, Fahd ha
retomado su vida y sigue estudiando en el instituto. Tiene
todo el futuro por delante y ahora sólo un objetivo: superar
este duro trago.
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