Fernando Alarcón y Virginia Mora denunciaron en 2006 que al
recibir las llaves de su nueva vivienda, una propiedad de
nueva construcción en régimen de cooperativa, se encontraron
con que su vecino de arriba había hecho obras que provocaban
desperfectos en su casa. La sentencia, del pasado 29 de
febrero, desestima la demanda. La familia planea recurrir:
el suelo de su salón está lleno de residuos fecales; las
paredes, de humedades y hongos, y la Consejería de Sanidad
ha decretado inhabitable la vivienda por razones de
salubridad. Mientras, viven en un piso de alquiler y
continúan pagando una casa que nunca han habitado.
La familia formada por Fernando Alarcón y Virginia Mora ha
sido condenada a pagar las costas de la demanda que
interpusieron hace seis años. El pasado 29 de febrero, la
jueza desestimó su demanda. “Respetamos y acatamos la
sentencia, pero no nos conformamos, esperamos justicia”,
explican a EL PUEBLO antes de relatar como el sueño de poder
comprarse un piso se convirtió en una pesadilla.
En el año 2000 firmaron las escrituras de un piso en el
Sardinero, integrado en la cooperativa ‘Mare Nostrum’. Su
drama comenzó cuando, al entregarles las llaves de la casa,
en septiembre de 2005, comprobaron que se había alterado la
estructura interna del sobre-ático: el vecino de arriba
había realizado obras en su casa, después de pedir permiso
al arquitecto, y había colocado las tuberías bajantes del
baño encima del salón de la pareja, ocasionando a su vez una
reducción en la altura del techo de esta sala.
El matrimonio se encontró con que, a raíz de estas obras,
los residuos fecales del vecino de arriba caen en el suelo
de su salón. Fernando y Virginia nunca han podido habitar su
casa, que llevan pagando desde entonces. La Consejería de
Sanidad describe, en varios informes, que el salón presenta
“humedades, malos olores y hongos”, señala “deficiencias
graves e inadmisibles” y declara inhabitable la vivienda por
razones de salubridad.
La pareja opta entonces por denunciar al vecino, al
arquitecto, a la cooperativa, a ‘Nuevas Construcciones y
Contratas de Ceuta SLU’, a la comunidad de Propietarios y a
‘Mapfre familiar’. Un juicio que fue admitido a trámite en
septiembre de 2006 y que desde ese momento se convirtió en
la pesadilla de la pareja, al no encontrar, a pesar de tener
documentación y fotografías que probasen los hechos,
testigos y peritos que apoyaran la demanda. “Los planos
iniciales -explica la pareja- no coinciden con la obra
llevada a cabo; la Policía y el notario declaran que los
residuos fecales caen el salón, lo avalan los informes de
Sanidad, y aún así, la jueza dice que la culpa es nuestra”.
En ese sentido, añaden: “La jueza nos dice que nosotros
hemos dilatado en el tiempo el proceso judicial, cuando
hemos tenido que aguantar múltiples juicios, audiencias
previas que se han suspendido hasta cinco veces, una huelga
de funcionarios del Estado...; nosotros somos las víctimas”.
Ahora, la pareja planea recurrir la sentencia.
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Un arquitecto “intocable” y un peritaje sin ver la casa
Juan Antón-Pacheco, arquitecto y
director de la obra, “acepta la reforma” propuesta por el
vecino de arriba y modifica el proyecto original del año
2000, explica Virginia Mora, la propietaria. “La reforma no
cumple la normativa urbanística”, continúa. “Primero le
pedimos al arquitecto, vía notarial, una revisión, pero nos
colgó el teléfono”, sostienen los propietarios. Fue entonces
cuando deciden llevar la situación a los Tribunales. “Pero
este arquitecto es el intocable”, matiza. Ahí comenzó para
ellos una carrera de obstáculos: “Cuando decíamos qué
arquitecto era, los peritos se negaban a hacer el informe de
la casa, nos decían: ‘Esto es Ceuta, y si vamos en contra de
este arquitecto, no volvemos a trabajar aquí’, y se iban”.
Finalmente, dos peritos hicieron el informe, pero tuvo más
peso -explica la pareja- un tercero aportado por la parte
demandada, con la peculiaridad de que -agregan los
demandantes- “el informe pericial a favor de la casa lo hace
un técnico que nunca ha estado en la vivienda”.
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