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sociedad - DOMINGO, 4 DE MARZO DE 2012


Fernando Alarcón. reduan.

desperfectos
 

Una familia denuncia irregularidades en la construcción de su vivienda

Los residuos fecales de su vecino caen en
su salón, los informes señalan “deficiencias graves e inadmisibles” y la jueza desestima
su demanda y les obliga a pagar las costas
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Fernando Alarcón y Virginia Mora denunciaron en 2006 que al recibir las llaves de su nueva vivienda, una propiedad de nueva construcción en régimen de cooperativa, se encontraron con que su vecino de arriba había hecho obras que provocaban desperfectos en su casa. La sentencia, del pasado 29 de febrero, desestima la demanda. La familia planea recurrir: el suelo de su salón está lleno de residuos fecales; las paredes, de humedades y hongos, y la Consejería de Sanidad ha decretado inhabitable la vivienda por razones de salubridad. Mientras, viven en un piso de alquiler y continúan pagando una casa que nunca han habitado.

La familia formada por Fernando Alarcón y Virginia Mora ha sido condenada a pagar las costas de la demanda que interpusieron hace seis años. El pasado 29 de febrero, la jueza desestimó su demanda. “Respetamos y acatamos la sentencia, pero no nos conformamos, esperamos justicia”, explican a EL PUEBLO antes de relatar como el sueño de poder comprarse un piso se convirtió en una pesadilla.

En el año 2000 firmaron las escrituras de un piso en el Sardinero, integrado en la cooperativa ‘Mare Nostrum’. Su drama comenzó cuando, al entregarles las llaves de la casa, en septiembre de 2005, comprobaron que se había alterado la estructura interna del sobre-ático: el vecino de arriba había realizado obras en su casa, después de pedir permiso al arquitecto, y había colocado las tuberías bajantes del baño encima del salón de la pareja, ocasionando a su vez una reducción en la altura del techo de esta sala.

El matrimonio se encontró con que, a raíz de estas obras, los residuos fecales del vecino de arriba caen en el suelo de su salón. Fernando y Virginia nunca han podido habitar su casa, que llevan pagando desde entonces. La Consejería de Sanidad describe, en varios informes, que el salón presenta “humedades, malos olores y hongos”, señala “deficiencias graves e inadmisibles” y declara inhabitable la vivienda por razones de salubridad.

La pareja opta entonces por denunciar al vecino, al arquitecto, a la cooperativa, a ‘Nuevas Construcciones y Contratas de Ceuta SLU’, a la comunidad de Propietarios y a ‘Mapfre familiar’. Un juicio que fue admitido a trámite en septiembre de 2006 y que desde ese momento se convirtió en la pesadilla de la pareja, al no encontrar, a pesar de tener documentación y fotografías que probasen los hechos, testigos y peritos que apoyaran la demanda. “Los planos iniciales -explica la pareja- no coinciden con la obra llevada a cabo; la Policía y el notario declaran que los residuos fecales caen el salón, lo avalan los informes de Sanidad, y aún así, la jueza dice que la culpa es nuestra”. En ese sentido, añaden: “La jueza nos dice que nosotros hemos dilatado en el tiempo el proceso judicial, cuando hemos tenido que aguantar múltiples juicios, audiencias previas que se han suspendido hasta cinco veces, una huelga de funcionarios del Estado...; nosotros somos las víctimas”. Ahora, la pareja planea recurrir la sentencia.
 


Un arquitecto “intocable” y un peritaje sin ver la casa

Juan Antón-Pacheco, arquitecto y director de la obra, “acepta la reforma” propuesta por el vecino de arriba y modifica el proyecto original del año 2000, explica Virginia Mora, la propietaria. “La reforma no cumple la normativa urbanística”, continúa. “Primero le pedimos al arquitecto, vía notarial, una revisión, pero nos colgó el teléfono”, sostienen los propietarios. Fue entonces cuando deciden llevar la situación a los Tribunales. “Pero este arquitecto es el intocable”, matiza. Ahí comenzó para ellos una carrera de obstáculos: “Cuando decíamos qué arquitecto era, los peritos se negaban a hacer el informe de la casa, nos decían: ‘Esto es Ceuta, y si vamos en contra de este arquitecto, no volvemos a trabajar aquí’, y se iban”. Finalmente, dos peritos hicieron el informe, pero tuvo más peso -explica la pareja- un tercero aportado por la parte demandada, con la peculiaridad de que -agregan los demandantes- “el informe pericial a favor de la casa lo hace un técnico que nunca ha estado en la vivienda”.
 


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