Una desventurada familia que adquirió una vivienda en la
cooperativa Mare Nostrum, un extraño arquitecto, un vecino
que hace obras y les llena el salón de mierda, los de
Sanidad y el notario que determinan que la vivienda es
inhabitable porque las boñigas flotan, un perito que no
llega a visitar la vivienda pero realiza un dictamen
pericial y una demanda desestimada que viene a significar
que los desafortunados y victimizados propietarios se tienen
que conformar con el arquitecto, el vecino de arriba y sus
cacas, el dictamen pericial que no voy a calificar porque
eso es un tema a dilucidar ante los Juzgados y no
precisamente los civiles. Y la constatación de que la
Justicia es ciega.
Lógico que los propietarios vayan a recurrir aunque
servidora, desde el momento uno habría recurrido a la vía
penal y nunca a la tediosa y engorrosa vía civil, siempre
mejor denuncias que demandas, siempre más positivo acudir al
fiscal de lo penal, siempre mejor la incoación de buenas
Diligencias Previas y por supuesto siempre imprescindible
recurrir cuando se considere que una resolución judicial no
es ajustada a Derecho. Porque el don de la infalibilidad los
tienen tan sólo dos: Dios Padre Todopoderoso y Su Santidad
el Papa cuando habla ex cátedra que constituye dogma de fe.
El resto es discutible, recurrible y susceptible de
encontrar oposición por el que se siente agraviado ante una
determinada decisión judicial, adopte el modelo que adopte,
si es una providencia se recurre en reforma, si es un auto
en reforma y apelación y si es una sentencia según quien la
dicte hay un recurso u otro para utilizar.
Más el recurso de acudir a los medios para denunciar
públicamente como ha hecho este matrimonio ¿Y que se
consigue con ello? Pues informar a los ciudadanos de las
cuitas de quienes son como ellos, de quienes son cómo todos
nosotros y se ven envueltos en una trama. Si este matrimonio
estuviera en Andalucía las cámaras de Canal Sur serían las
llamadas a difundir su ordalía, sin en lugar de una familia
normal fuera un matrimonio de tendencias poligoneras se
irían en busca de tele 5 y del Sálvame a pedir árnica a
Belén Esteban.
Desdichado, triste y amargo país donde la justicia se tiene
que ir a buscar a los platós de las televisiones y a los
medios de comunicación en general, pero no hay que
extrañarse porque en ir a buscar y suplicar justicia a
través de los medios tenemos una larga tradición y una
amplísima trayectoria.
Tal vez porque en algún oscuro repliegue de nuestra glándula
pineal llevamos escrito a fuego que la justicia ha de
hacerse en nombre del pueblo, por el pueblo y para el pueblo
y cómo no nos fiamos de muchos de los que imparten justicia.
¿Obligación de respetar las decisiones judiciales? El
respeto no es un sentimiento que se imponga por la fuerza y
en plan coercitivo, entonces se transforma en temor y no se
respeta aquello que provoca miedo, sino que se respeta lo
que se valora y se admira porque es intrínsecamente bueno.
Lo que no sea ni bueno, ni admirable ¿Por qué ha de merecer
respeto? Se acata por temor y por obligación, pero sigue sin
merecer nuestro respeto.
El tema de los propietarios que no pueden disfrutar de su
casa porque la han transformado en una especie de “delito
contra la salud pública” por las condiciones de
insalubridad, tiene muchos extremos de la tela de la araña,
arquitecto, vecino, terceros perjudicados, concatenación de
errores, peritaje paranormal y en plan videncia porque el
tipo no acudió para peritar ¿Intereses creados tal vez?
¡Lástima haber emprendido la vía civil! Porque existen
muchas segundas y terceras lecturas de los hechos y cómo una
buena denuncia y unas buenas previas y un buen fiscal (fiscala
a ser posible que son mejores y más listas) incoación de
Diligencias Previas y las garantías de un proceso penal en
condiciones, cómo esa vía no la hay mejor en el mundo
entero. Pero es una opinión.
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