En algún momento de la historia, la Administración deberá
decir ‘basta’ a tanto desorden urbanístico, a tanta
construcción ilegal, a tantos espacios creados sin los más
mínimos criterios ni permisos haciendo de Ceuta un lugar más
parecido a una medina que una ciudad moderna.
Es, cuando menos, curioso ver cómo se derriban zonas del
casco antiguo que impregnaban de esencia andaluza esos
pasajes, patios... para levantar descomunales edificios sin
personalidad arquitectónica pero muy controlados por la
Administración (Ipsi, Erradicación, acometidas de luz,
agua...), y por contra, cómo se permiten construcciones en
cualquier espacio, alejado del centro neurálgico de la
ciudad, aunque muy perimetral a él, sin más miramiento que
el de legalizar lo construido, a toro pasado, y dando carta
de naturaleza a la ilegal acción.
Pasear cada día por Pasaje Recreo (alto y bajo), Recinto Sur
(Estrella...), Virgen de la Luz (República Argentina),
Rosales y Príncipe es toparse con carretillas, con trasiegos
de ladrillos, con obreros ilegales levantando muretes
igualmente ilegales, creando espacios cerrados para ganar
dimensión a una vivienda, levantando alturas... En
definitiva, una dinámica constructiva feroz que no encuentra
freno, tanto por la inacción o la inoperancia de la
Administración (si dijeran poner medios, no les da
resultados), como por la callada estrategia de una oposición
que tampoco se moja, dado que se trata de un colectivo
concreto que, se supone, juega un papel decisivo como
granero de votos.
Por ‘h’ o por ‘b’, la realidad es la que es, muy tozuda y
evidente. Ciudadanos a los que se les cose a impuestos y al
pago de lo razonable, y ciudadanos a los que se les permite
todo. Esa injusticia se hace patente en una Ceuta donde la
laxitud de la Administración es flagrante, pese a que el
Gobierno local, competente en ordenación y disciplina
urbanística, cuenta con el respaldo ciudadano suficiente
como para disponer de una mayoría absoluta en la Cámara
parlamentaria.
El Gobierno autónomo local debe tener y contar con los
medios necesarios para defender a capa y espada la tierra de
todos los ceutíes y no cederla gratuitamente ante las
ilegalidades y permisividad injusta de los hechos consumados
sin encomiendas de ordenanzas, reglamentos o Ley.
Se da la paradoja de que mientras en países árabes las
medinas quedan como reducto del pasado y las ciudades crecen
a lo ancho, en Ceuta, una ciudad supuestamente moderna, va
creciendo en densidad de inmuebles ilegales en formación
tipo medina. Algo así como el Príncipe, pero en diferentes
puntos de la ciudad (Rosales, Pasaje Recreo, Virgen de la
Luz...). Hay más Príncipes en Ceuta.
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