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sociedad - DOMINGO, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2011


Rodolfo en su puesto. gardeu.

OCIO FIN DE SEMANA
 

“Mi asignatura pendiente”

Algunos tenderos repiten en el Mercado
Medieval, pero para otros, aunque habían escuchado hablar mucho de este evento, es su primera vez
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Joyas para reinas” es lo que Ion asegura que vende en su puesto. Aunque acaba de llegar de Benicasim, es rumano y es la primera vez que trabaja en Ceuta. Para Rodolfo, aunque no sea la primera vez que viene a esta ciudad, es la visita que ha afrontado con más ganas. Hacía once años que no pisaba tierras caballas, más de una década en la que anualmente ha ido diciendo: “El año que viene iré al Mercado de Ceuta”. Un compromiso que por diferentes circunstancias siempre se veía obligado a postergar. “Era mi asignatura pendiente -explica Rodolfo- pero este año me organicé y renuncié a todos los demás lugares que me ofrecieron al mismo tiempo, tenía que venir a Ceuta”. En la Feria ofrece productos hechos con cristal de Valencia. Explica cómo el vidrio de sus pulseras y collares es más resistente “porque hierve a 900 grados”, y como dependiendo de que luz le de, la pieza varia de color. En Valencia lleva casi veinte años viviendo, pero no ha perdido, sin embargo, su acento natal. Una entonación argentina que, asegura no ha dejado de utilizar no por conservar sus raíces latinas, sino porque “a la gente le gusta y es una buena forma de atraer a los clientes”.

Para Isa, una vendedora de ambientadores hechos con parafina, “que duran ocho meses”, es su segunda visita a Ceuta. Antes de conocerla le producía cierto recelo esta ciudad -“La visión que tenemos en la península de cómo será Ceuta es muy diferente a como después es”, apunta-, pero ahora está encantada de dejar por unos días su tierra, Elche, para trabajar en el Mercado Marinero.

Aceites, bisutería, sacos termoterapia, figuras de vidrio soplado, amuletos contra todos los males, maquetas para montar en 3D, carteras, cuadros pintados por Julio Torres en tres minutos, maceteros con forma de Pinocho, cerdos de barro... La variedad de productos está servida. “Tengo una lámina de ‘El beso’, un cuadro de Klimt, ¿lo conoces? Ayer cené con él”, bromea Jorge Enrique, encargado de un puesto de láminas. Después, de manera directa, añade: “¿Vas a comprar?”.
 


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