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sociedad - DOMINGO, 11 DE SEPTIEMBRE DE 2011


quesos procedentes de diferentes regiones.. reduan.

OCIO FIN DE SEMANA
 

La cultura gastronómica del Medievo, en las Murallas Reales

Chorizo, cecina, paella, costillas, bacalao,
anchoas, quesos, empanadas, chocolates, caramelos... y una amplia gama de productos para comer y cenar (si el bolsillo lo permite) en el Mercado Marinero

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Un plato de paella, diez euros. Una ración de costillas, quince; al igual que otra de cazón. Una tosta catalana de jamón con tomate natural, diez euros también. Cada bebida a dos euros. Si son mojitos, un poco más. Barato no es, precisamente, comer o cenar en el Mercado Medieval. A cambio, la calidad de la comida es buena, y el entorno en el que los restaurantes se ubican -las Murallas Reales- un enclave espectacular en el que los filetes saben mejor.

A la una de la tarde, hasta los dos accesos al Mercado Medieval llega ya el aroma de la carne asada. En mitad de la feria, una enorme paellera donde el agua acaba de hervir anunciando que es hora de echar el arroz. Unos metros a su lado, una gran parrillada donde el olor de los chorizos y de la carne abren el apetito. A lo largo del paseo, varias mesas refugiadas del calor bajo los toldos, a la espera de que los viandantes las ocupen. De beber, agua, refrescos, cerveza o frescas jarras de sangría.

“¿Quiere probar el pulpo?”, pregunta la camarera, con la intención de atraer clientela, a unos padres que pasan a su vera. Otra opción, para quien quiera disfrutar de una comida menos copiosa y más rápida, es la que ofrecen diferentes tenderetes de comida. El chico de las patatas asadas rellenas, ‘Paparrica’, y el de las ‘Pizzas recién hechas’ compiten entre ellos por acaparar la atención de los paseantes. Algunos puestos más allá, un clásico de la Feria: el ‘bollo preñao’.

Una tercera posibilidad para degustar los alimentos del Mercado Medieval es, como dirían los angloparlantes, el ‘take away’, tomar (comprar en este caso) y llevar. Hay una amplia variedad de productos regionales. Chorizo, cecina y otros embutidos, por ejemplo, para los más carnívoros. Bacalao, anchoas de Santoñ (‘exclusivas del Cantábrico) o empanadas gallegas de atún, para los que prefieran alimentos marítimos. Quesos manchegos o castellanoleonenses. O murcianos, como los que ofrecen en uno de los puestos en el que, sin embargo, la estrella es el chato murciano, una raza de cerdo autóctona de la región. De no muy lejos, de Cartagena, trae María del Carmen sus embutidos, entre los que destaca “el lomo con cáscara”.

Para después de comer, o para merendar, el Mercado también ofrece productos en los que el azúcar es el ingrediente principal. Para los más golosos hay chocolate artesano, como el que desde 1870 ofrece la familia Comes, procedentes de Sueca (Valencia), churros con chocolate, creperías, almendras garrapiñadas, pistachos, avellanas y helados, entre otros productos. Eso sí, una coincidencia que unos y otros apuntan es que las tardes y las noches son mucho más transitadas que las mañanas.
 


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