“Amor a la patria sin miedo a la muerte. ¿Qué más valor que
ese va a tener un legionario?”, afirma Soledad de Rojas,
miembro de la Hermandad de La Legión de Sevilla. Una señora
que, a sus 88 años, se desplazó ayer hasta Ceuta y se volvió
a colocar el uniforme para formar parte del ‘Sábado
Legionario’. Lleva el espíritu del Tercio pegado al alma, su
padre, pionero de la Aviación Militar, tenía 38 años y
estaba a punto de ascender a teniente coronel cuando
falleció, siendo comandante jefe del grupo aéreo de combate
de Tablada. Era el año 1928 y ella tenía cinco años. “Pero
lo recuerdo perfectamente”, asegura.
La acompaña un amigo, Joaquín de Valenzuela, también miembro
de la citada Hermandad y sobrino nieto del teniente coronel
Valenzuela, uno de los jefes del Tercio en su fundación. Él
está convencido de que Soledad es una mezcla “entre Santa
Teresa de Ávila y Agustina de Aragón, lo ha demostrado a lo
largo de toda su vida, tiene la sangre y la madera de su
padre”. Se lo dice a ella, y ella le sonríe y le coge de la
mano: “Yo entré en la Hermandad gracias a esta familia”,
replica.
El ‘Encuentro Nacional’ ha servido para reunir en Ceuta a
más de trescientas personas. Así lo confirma Francisco Pérez
Hita, presidente de la Hermandad de la Legión en Ceuta, que
añade: “El credo legionario es inamovible y atemporal. Ser
miembro de la Legión es una conducta espiritual”.
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