Ignorar la señal luminosa roja del semáforo que prohibe el
tránsito a los peatones, evadir un paso de cebra próximo al
punto de cruce, subir o descender de los vehículos en
marcha, e incluso esperar los autobuses fuera de los
refugios o aceras. Todas ellas son conductas que pueden ser
susceptibles de sanción al ciudadano que no vaya al volante
pero que sí infringe la normativa vial.
El 11 de septiembre de 1998, el Pleno de la Asamblea
aprobaba la Ordenanza Municipal de Circulación; una pauta
que hasta la fecha sigue en vigor y que no ha sido
modificada, en la cual se encuentran previstas las conductas
que tanto conductores como peatones deben seguir en materia
de seguridad vial y por la que cientos de pilotos han sido
sancionados y pocos los peatones. Pero aunque hayan sido
pocos, sí han asumido su responsabilidad ante la infracción.
Lo que en muchos ayuntamientos de España, desde finales del
año pasado, han denominado, “peatones temerarios”.
Mientras que en otras zonas de la península se conforman
patrullas específicas para controlar el tráfico y las
acciones de los viandantes, llamadas ‘Guardas Urbanas’,
dicha labor corresponde en la ciudad autónoma a los agentes
de la Policía Local, con la salvedad de que no son grupos
concretos que obedecen ordenes superiores, sino competencia
que ya les viene atribuida con su formación y reglamento
interno.
“Aquí no tenemos que dar órdenes porque los agentes saben lo
que tienen que hacer ante conductas de riesgo que, por
obligación deben denunciar, pero no se les pide
específicamente, un día concreto o un tiempo determinado,
que vigilen un punto, una situación o una conducta. Si un
conductor infringe la norma, se denuncia. Y si un peatón lo
hace, también”, explicaba Manuel Coronado, viceconsejero de
Gobernación.
Pero no sólo los policías pueden denunciar ya que dicha
ordenanza también contempla el que sean los propios
ciudadanos los que tengan ese derecho. Tal y como se
desprende del propio texto, “cualquier persona podrá
formular denuncia de las infracciones que observen a los
preceptos de esta norma”.
Y es que en muchos casos, los vehículos no son los únicos
culpables de los accidentes de circulación. A modo de
ejemplo, los peatones que cruzan la calzada obviando los
semáforos, los pasos de cebra o sin mirar a ambos lados. “Sí
se ha sancionado a un ciudadano por cruzar un paso de
peatones con el semáforo en rojo”, confirmaba Coronado.
Controles policiales efectuados en otras zonas de España han
establecido multas de 45 euros para los peatones que cruzan
mal por el paso de cebra, se salten un semáforo en rojo o
pasen por la calzada sin mirar con grave riesgo para sí
mismos. Mientras que guardias municipales han llegado a
cobrar 200 euros por esta infracción. ¿Tanto cuesta no poner
en peligro su vida o la de otros que están a su alrededor?.
Sólo es una cuestión.
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