La Consejería de Educación tiene previsto firmar, antes de
que finalice el presente curso escolar, un convenio con la
Universidad de Granada para lograr datos más “exactos y
efectivos” de las cifras de absentismo escolar que se
registran en la ciudad.
Será el psicólogo Santiago Ramírez, coordinador del informe
‘El abandono escolar temprano en las ciudades de Ceuta y
Melilla’, quien se convierta en el encargado de confeccionar
las estadísticas en un problema de cada vez mayor
importancia. Para empezar, es necesario definir de forma
mucho más precisa el concepto exacto de absentismo escolar.
A pesar de que los casos de absentismo son de difícil
cuantificación, la Consejería ha ido, de forma paulatina,
aumentando su ámbito de actuación. De esta manera, algunos
de los centros que eran “territorio” del Ministerio de
Educación, han pasado a depender de la Ciudad, circustancia
que beneficia al seguimiento de los estudiantes que tengan
algún tipo de conducta inapropiada.
El coordinador del convenio entre el Ministerio y la Ciudad
Autónoma, Emilio Díaz, destacó el seguimiento que se realiza
en todos los centros de Ceuta, “tanto públicos como
concertados”. En algunos de ellos la presencia es fija y en
otras en “itinerancia”, siempre teniendo en cuenta el
personal del que se disponga. Un equipo en el que hay cabida
para un trabajador social y un técnico de integración con la
intención de que el control sea cada vez más estricto.
Por ello, Díaz afirma que se están logrando buenos
resultados, opinión que contrasta con la subida de los casos
que ha detectado la Polcía Local. El coordinador del
convenio justifica su valoración de que el absentismo hoy
día sea “casi nulo” en el hecho de que el método de
actuación que se realiza ahora sea más “coordinado” y los
niños estén bastante más “controlados”, por lo que en
centros como el Santa Amelia los datos se han reducido de
forma notable con respecto a cursos pasados.
Asimismo, también está en marcha la Comisión de Absentismo
Escolar, integrada por distintas instituciones vinculadas
con menores, como son el propio Ministerio y las Consejerías
de Educación y Asuntos Sociales, además del Área del Menor,
la Policía Local, Delegacion del Gobierno, la FAMPA y la
Fiscalía de Menores, siempre y cuando se requiera su
intervención.
Además, a final de curso se enviará una memoria a Madrid
donde se hace hincapié en el objetivo de coordinar
actuaciones de prevención, detección y corrección del
absentismo escolar, tanto en el caso de que se haga de forma
ocasional como reiterada. Este informe ha ido adaptándose a
medida que los datos se han hecho más concretos, aunque aún
“se flojea” en ellos, reconoce Díaz.
En cualquier caso, lo que sí está totalmente definido es el
protocolo contra el absentismo, que se inicia en el momento
en que el tutor detecta que hay faltas de asistencia
injustificadas. Ahí se abren diferentes vías puesto que los
problemas tras un caso de absentismo pueden ser
innumerables, “desde un caso de maltrato hasta la dejadez de
los padres”, señala Díaz.
Sin embargo, la situación se vuelve mucho más complicada
cuando el alumno está cercano a los 16 años, “en casos como
esos es complicado actuar, está a las puertas de terminar la
Educación Obligatoria”. Para evitar que el absentismo derive
en abandono escolar temprano se promueven las entrevistas
con el menor, con el fin de lograr un cambio en sus
actitudes que le devuelvan la motivación por seguir
estudiando.
En el caso de que la decisión sea irreversible, se ha
establecido en la Casa de la Juventud una Unidad de
Orientación para jóvenes que abandonan de forma temprana la
Educación. Los adolescentes pueden acudir a ella para ser
asesorados en el caso de que no tengan unos conocimientos
suficientes de cara al mundo laboral.
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