Ayer sábado y continuando con la
tónica de la semana, del encapotado cielo no deja de manar
agua. La campiña luce un lujuriante verde y a mitad de ruta
entre Tetuán y Larache, cruzado Dar Chaoui y antes de subir
a Siwana, las prietas y abundantes aguas del embalse 9 de
abril amenazan con orillar las tierras de la comuna
(municipalidad rural) de El Menzla. Un mar de nubes crestea
sobre el yebel Habib y ya, bajando hacia la llanada donde se
asienta la histórica capital del Lucus (fenicia, romana,
española y marroquí), una lluvia mansa se abate sobre la
fértil cuenca.
Si en Marruecos la noticia de la semana es sin duda el
fresco y real discurso de Mohamed VI en Ceuta, siempre
Ciudad Querida, los pasados días han estado marcados por las
Jornadas sobre Geopolítica y Estrategia que, organizadas al
alimón por la Comandancia General y la UNED han quizás
superado, en esta novena edición, el listón con el que
suelen vestirse. Tan solo llama mi atención las referencias,
¡en pasado!, a la cruenta Guerra del Rif y el corto pero
intenso desarrollo del Protectorado español en estas
agrestes tierras del norte marroquí. Porque para nuestros
amables vecinos del sur, empeñados en darle una vuelta de
tuerca al sentido de la historia, la guerra del Rif ¡no ha
acabado…! Vivimos en los últimos tiempos, alentado quizás
desde los aledaños del Makhzén y hábilmente manejado por
algún sector de los servicios marroquíes, tres groseros
intentos de manipulación de la “Memoria Histórica” de estos
trascendentales años cuyo recuerdo, por fresco, aun cabalga
en una parte de los protagonistas. A nivel interno, no deja
de intentarse la recuperación en torno a la estructura
makhzeniana de la emblemática figura del líder rifeño
Mohamed Ben Abdelkrim El Khatabi, cuyos restos aun El Cairo
parecen resistirse a tan burda manipulación: Abdelkrim se
enfrentó a España y al Sultán, abogando por una “República”
rifeña independiente. En el plano exterior, los esfuerzos
van en una dirección: erosionar hasta lo indecible la fértil
labor española, socavando su recuerdo y eventual proyección
actual. Hay dos “batallas” en curso de las que este
escribano del “limes” es activo y permanente testigo desde
hace más de diez años: por un lado la tergiversación de la
batalla de Annual, en la que un inexistente “ejército
marroquí” habría batido heroicamente a las tropas del
general Fernández Silvestre; de los asesinatos en masa y los
numerosos crímenes de guerra cometidos desde Dar Quebdani a
Monte Arruit, pasando por el escabroso asunto de los
prisioneros en Axdir, “ualu”, nada obviamente. El segundo
serían las numerosas inexactitudes, rayanas en la
intoxicación, sobre la puntual utilización de agentes
químicos por el ejército español, magnificada y
descontextualizada hasta la saciedad y a la que, con escaso
criterio científico, se les acusa de las altas tasas de
cáncer en la región mientras se busca, junto a la solicitud
de “perdón” por parte española, una jugosa indemnización que
el gobierno de Rodriguez Al-Zapatero podría estar dispuesto
a conceder antes, por supuesto, de su caída por el
despeñadero.
La palma en este último asunto se la lleva el último número
de la revista Kántara con un tendencioso reportaje escrito,
faltaría más, por ese periodista felón como pocos y vulgar
“converso de la raja” apellidado, algo así, como Al-Varado.
El titular de este mes del citado medio, tan manipulador
como el del pasado mes firmado así mismo por este oscuro y
conspicuo elemento, se lo cito a continuación: “Cuando
España envenenó el norte de Marruecos” (historia de la
guerra química en el Rif). ¿Quién está emboscado detrás de
ésta revista, quién mueve los hilos, qué intereses sirve...?
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