PORTADA DE HOY
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sucesos - SÁBADO, 26
DE FEBRERO DE 2011 |
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las dependencias judiciales. reduan. |
VIOLENCIA DE GÉNERO
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“Estoy arrepentido, no quería... pero
escuchaba voces que me decían mátala”,
declara el militar |
El
detenido alega que padece un “trastorno mental
transitorio” y que estaba “desorientado”, provocado
por un “abuso en el consumo de medicación” bajo el
que se encontraba esa noche
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CEUTA
Cristina Marzán
ceuta@elpueblodeceuta.com |
El militar detenido el pasado miércoles por agredir
violentamente a su mujer e hijo sostuvo ayer ante el titular
del Juzgado de Instrucción número 4 que estaba
“arrepentido”, que había “abusado de la medicación” que le
habían recetado, que ello le producía un “trastorno mental
transitorio” y que en el momento en que se produjeron las
agresiones “escuchaba voces que me decían mátala”.
Declaraciones que sólo efectuó ante el juez puesto que en
Comisaría se negó acogiéndose al derecho constitucional que
así lo ampara. De momento, el subteniente de la ULOG
continuará en prisión, tal y como decretó el magistrado.
Sobre las ocho y media de la mañana un furgón del Ejército
ceutí hacía su aparición por Serrano Orive, trasladando en
su interior y hasta el sótano del edificio judicial, al
militar detenido el pasado miércoles tras agredir a su mujer
y a su hijo. Agresión que se saldó con la hospitalización de
ambos y su paso por el quirófano debido a la gravedad de las
lesiones sufridas por ambos en el enfrentamiento iniciado
por el detenido con armas blancas, en el interior del
domicilio familiar, situado en Patio Páramo.
El subteniente de la ULOG accedió a las celdas del calabozo
junto al resto de detenidos y aunque su declaración ante el
titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción
número 4, que lleva la causa por tener competencias en
materia de género, estaba prevista para las once y media de
la mañana, su comparecencia ante la comisión judicial no
tuvo lugar hasta pasada la una y veinte de la tarde.
Custodiado por tres militares, un agente del Cuerpo Nacional
de Policía y bajo la mirada de un guardia de seguridad
acompañado de un guardia civil, el detenido se mostraba
tranquilo, sereno, con el ojo izquierdo claramente morado
pero con mirada “fría y calculadora”, calificaron los
presentes en la declaración. Datos que pacerían
contrapuestos a la jornada anterior, en la que el militar
habría tenido que ser aislado en el Acuartelamiento Coronel
Galindo ya que “comenzó a darse cabezazos contra los muros y
siendo reducido por varios militares ante su actitud
agresiva”, confirmaron fuentes cercanas a la causa.
Una vez en el despacho de su Señoría, pronto aparecería el
forense para comprobar el estado psicológico del detenido
ante las declaraciones que inició y proseguiría durante las
más de dos horas que duró su interrogatorio, iniciadas bajo
el alegato del arrepentimiento y “sin ánimo de matarla”.
Durante las preguntas a las que fue sometido, el subteniente
de la ULOG sostuvo que padecía enajenación mental,
concretamente, “trastorno mental transitorio”, por lo que en
aquella madrugada del ataque a su esposa e hijo se
encontraba “desorientado”. Todo ello, provocado por un
“abuso en el consumo de barbitúricos que me habían recetado
para mi dolor de pierna”. Además de concretar que estaba
bajo tratamiento psiquiátrico, el detenido recordó que en
aquel momento “sólo escuchaba voces que me decían, mátala”,
relataron fuentes judiciales a este medio de comunicación,
haciendo hincapié en las “múltiples contradicciones” en las
que habría recaído el detenido.
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El detenido continuará en prisión provisional en el
Acuartelamiento Coronel Galindo
Tras prestar declaración ante el
titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción
número 4, con competencias en violencia de género, el
magistrado dictó el auto de prisión provisional para el
subteniente de la ULOG mientras arranca la investigación
sobre el suceso, que tuvo como escenario el domicilio
familiar del detenido y sus víctimas, ubicado en Patio
Páramo. Así las cosas, el ceutí continuará custodiado por el
Ejército, concretamente, se mantendrá en las instalaciones
del Acuartelamiento Coronel Galindo, próximo a Viña Acevedo,
aunque no se descarta su traslado a un recinto de
reclutamiento de Defensa en la península del que, en
todo caso, tendría que regresar por el juicio que tiene
pendiente el próximo 7 de abril, han asegurado fuentes
cercanas al caso, y que tiene su origen en las denuncias
interpuestas por el detenido contra su mujer y de esta
contra él, por amenazas a su familia. La fase de instrucción
ya ha tomado su pulso y tanto la defensa como las
acusaciones han solicitado numerosas pruebas para esclarecer
los hechos. Además, tampoco se descarta que las denuncias
anteriores fueran unidas a este mismo procedimiento.
Todavía nada es definitivo pero, por el momento, del
detenido continuará privado de libertad.
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