La Policía Nacional tiene elaborado un informe sobre los
modos de operar de estas redes de estafadores on-line que
entrega a los jueces con los atestados policiales de cada
caso que investiga.
En ese informe, se explica que la operativa de las redes de
‘phising’ consta de tres fases, siendo la primera la de
captación de usuarios a través de envíos masivos de correos
electrónicos o colocando sus avisos en foros y chats. En
esos sitios ofertan trabajo a personas que quieran ganar
dinero trabajando desde su cada de forma sencilla y rápida.
Les ofrecen comisiones de entre el 8% y el 10% de las
operaciones que realicen o cantidades fijas. Uno de los
trabajos que ofrecen es hacer transferencias de dinero por
un supuesto sistema que las abarata y permite obtener
beneficios. Para dar apariencia de normalidad, este tipo de
captación siempre incluye el testimonio de alguna persona
que “se ha hecho rica” en cualquier lugar del mundo. Eso sí,
los identifican con datos muy genéricos y escuetos.
En cuanto a la procedencia de los fondos, los justifican en
envíos de dinero de o a ONGs y se apoyan en el éxito de
empresas legales de envío de dinero como Pay Pal en la red o
Western Union en oficinas al público. La empresa que
promociona este supuesto servicio va variando según los
nacionales de un país determinado al que se dirija. Además,
cuando el mensaje está escrito en castellano se detectan
faltas de ortografía e incoherencias gramaticales.
La segunda fase de esta estafa en cadena se ejecuta con otro
envío masivo de correos en los que se incluyen enlaces a
webs de entidades bancarias clonadas. En estas, se abre un
formulario en el que se pide los datos de acceso a la cuenta
bancaria y el internauta que ‘pica’ y los facilita los
entrega a los autores del engaños, cuando creía que se
trataba de una petición de su banco. Este método tiene una
variante en el envío de ‘troyanos’ que infectan los
ordenadores, abren programas ‘malphare’ y estos sacan los
datos de acceso a la banca on-line y a las tarjetas de las
personas.
A partir de ese momento se inicia la tercera fase en la que
la cabeza de la organización utiliza a los captados como
‘mulas’ con la falsa promesa de un trabajo para colocar en
sus cuentas el dinero que sustraen a las víctimas de haberle
quitado el acceso a su banco en internet.
El informe policial es muy clarificador sobre los sitios
donde los delincuentes realizan esa serie de transferencias
bancarias detallando que “a menudo extreman las medidas de
seguridad y para realizarlas con anonimato, las hacen desde
cibercafés y zonas de acceso a wi-fi. En este último caso,
‘pinchan’ la línea de teléfono de un usuario ajeno a su
montaje o simplemente se aprovechan de la falta de
protección de algunos internautas en sus routers
inalámbricos.
Después de hacer las transferencias, los delincuentes avisan
a las ‘mulas’ de donde tienen que retirar el dinero y que
método de envío deben utilizar. Otras veces se esmeran en
oscurecer el rastro del dinero haciendo varias
transferencias entre ‘mulas’ o a alguna víctima antes de que
llegue a su destino final. El botín acaba en los países del
Este o en ‘agentes locales’ de esas mafias en España.
La Policía advierte a los jueces de las dificultades para
hacer estas investigaciones porque los estafadores dan
direcciones e identidades y dirección es falsas y se hace
necesaria la colaboración de Interpol y la petición de
comisiones rogatorias.
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