El acusado del atraco a Unicaja, J.J.G.S, se declaró ayer
inocente en el interrogatorio y también al final de la vista
oral, después de tres horas cuando la jueza le dio la
palabra para que dijera lo que creyese conveniente. Inocente
en los dos casos.
J.J.G.S, que no tenía antecedentes policiales, pero el año
pasado fue detenido por primera vez, aceptó en un juzgado de
lo penal de Málaga una pena de dos años por un atraco a
Ibercaja, pero no aceptó los hechos que le imputan en Ceuta.
Aseguró que no tiene problemas económicos, dijo no tener
nada que ver con el delito que le imputan y, aunque el
colegio ‘Ortega y Gasset’ está a una distancia de casi un
kilómetro de la calle Padre Feijoó donde dos testigos vieron
a un hombre con peluca y una mochila antes de las dos de la
tarde, él se situó en el centro escolar.
“Soy inocente. Siempre he recogido a mi hijo. Llevo desde
julio preso y este año si lo está recogiendo la muchacha,
pero soy totalmente inocente”, recalcó al final del juicio.
Javier Cabillas Martos, el abogado defensor, solicitó la
absolución. Explicó que “no hay soporte probatorio
suficiente. La Policía quiere equipararlo con lo de Málaga,
sin sospechas concretas. La acusación es muy vaga”.
En la ronda de testimonios, una vecina y un vecino de la
calle Padre Feijoó, declararon que el 23 de abril de 2010,
un poco antes de las dos de la tarde, estaban charlando en
la calle y, repentinamente, el hombre de la peluca pasó
entre ellos. El testigo recordó ayer que “iba muy embozado,
chocó conmigo al pasar, me miró y ví que llevaba una
peluca”. La jueza le hizo mirar al acusado para que lo
reconociera o no y señaló que era él, pero no llevaba barba,
ni bigote cuando ocurrieron los hechos. Incluso dijo que
podía ser “extranjero y toxicómano”, algo que la defensa
esgrimió para acusar a la Policía de no investigar esa
probable pista.
Además, la defensa llevo dos testigos. Uno fue el abuelo de
un alumno del citado colegio y otro el padre de otro niño.
El primero contó que hace varios años que coincide con
J.J.G.S. porque aparcan en el mismo sitio, entre la una y
media y las dos menos veinte, y coinciden al recoger a los
niños. “Suele aparcar en la zona de la residencia ‘Galera’.
Siempre recogía a su hijo. Siempre iba él. Allí estábamos un
grupo que esperábamos y charlábamos. Los niños estaban
juntos desde párvulos”.
El segundo testigo formaba parte del mismo grupo de padres y
abuelos que llegaban a la misma hora al ‘Ortega y Gasset’.
También estacionaba su vehículo en el mismo lugar que el
teniente coronel J.J.G.S. Lo que ninguno de los dos testigos
pudo asegurar es que el 23 de abril de 2010, el militar
estuviera allí, esperando a recoger a su pequeño. Demasiada
exactitud para una rutina de años.
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