«Esto no puede resistir mucho más». El veredicto lo
compartían ayer fiscales y funcionarios, familiares de
presos y médicos. Todos se reunieron para debatir por qué
las cárceles se están llenando de enfermos mentales, gente
que, metidos en una celda, «sólo pueden empeorar». Villabona
en Asturias, terminó el año pasado con 1.547 internos y, de
ellos, 548 (el 34%) recibieron algún tipo de tratamiento
psiquiátrico. El Ministerio del Interior examinó hace cuatro
años sus celdas, descubriendo que un 25% de los reos tienen
al menos un diagnóstico psiquiátrico en su historial.
«Algo falla, cuando para muchas personas el camino a la
enfermedad mental acaba en la cárcel», concluyó Mercedes
Gallizo, secretaria general de Instituciones Penitenciarias.
Gallizo participó en la jornadas sobre ’Salud mental y
sistema penitenciario’, donde confesó su frustración. El
diagnóstico que maneja encuentra la raíz del mal en cierto
autismo del sistema de salud.
Desde los años 80, e impulsada desde Asturias, se fue
imponiendo una reforma psiquiátrica que llamó a derruir los
manicomios para que los enfermos mentales fueran cuidados
desde dentro de la sociedad. El principio tiene lógica.
Aislado, el psicótico, bipolar o depresivo refuerza su
trastorno, cayendo en un agujero. Cuando le arropa un
entorno de normalidad que sabe cómo cuidarle, encuentra, sin
embargo, estímulos para volver a la senda del sentido común.
El problema es que la teoría se aplicó sin facilitarles a
las familias las herramientas necesarias. En un momento
donde llegaron a las calles drogas de diseño que erosionan
las neuronas, los parientes no encontraron suficientes
médicos de apoyo, centros de día y terapias ocupacionales.
Empezó ahí todo un «desastre asistencial. Ahora, para muchas
familias con escaso nivel económico, el encarcelamiento se
ha vuelto en el único recurso y lo digo a sabiendas de que
el internamiento es un desgarro para ellas, pero también un
alivio», lamentó Mercedes Gallizo.
Toda la responsabilidad sería por tanto del sistema
sanitario, que no está cuidando como debe a los enfermos
mentales. La secretaria mostró datos que apoyan esta tesis:
según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos
psíquicos causan el 12% de la carga de morbilidad, pese a lo
cual «no reciben ni un 1% del presupuesto sanitario».
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