Los vecinos del centro de la ciudad y de la zona de Patio
Páramo ya no pueden más y piden a la Ciudad “más medidas”
contra el ruido derivado del botellón y de otros actos de
ocio nocturno. Los habitantes de estas barriadas declaran
que “es comprensible el hecho de que todos tienen derecho a
divertirse”, pero también reclaman que se respete su
“derecho a tener un descanso y un sueño de calidad”. Entre
las medidas que solicitan, destaca la de “una mayor
vigilancia” para el control del ruido. Estos vecinos, sin
embargo, no tienen ninguna queja con respecto a la limpieza
que realiza la Ciudad.
Cada vez que llega el fin de semana, los vecinos del centro
de la ciudad y de zonas cercanas como Patio Páramo se “echan
a temblar”. Botellones en las calles y en las galerías
comerciales, coches con la música “a toda pastilla hasta el
amanecer” y gritos y risas que rebotan en cada esquina
consiguen que dormir sea “una tarea titánica”. Y después
quedan los restos de la juerga. Unos, como los restos del
botellón, son recogidos por la Ciudad a primeras horas de la
mañana. Otros, como las pintadas o el mobiliario vecinal
destrozado, tienen una solución más costosa. Sin embargo,
según estos vecinos, “lo peor de todo es el poco descanso,
el sueño nada reparador y la sensación de cansancio que ya
le acompaña a uno durante todo el domingo”.
Los habitantes del centro de la ciudad ya están “muy hartos”
de “tener que soportar el ruido y otras consecuencias del
botellón” en sus calles. Así lo ha señalado a ‘EL PUEBLO’ la
presidenta de la Asociación de Vecinos de esta zona, Blanca
Vallejo, que ha explicado que “es imposible dormir bien a
cualquier hora: desde el Paseo del Revellín hasta más allá
de Calle Real suben y bajan, durante toda la noche, gritos y
risas de gente que va o viene del Poblado Marinero o del
botellón”.
La arteria central de Ceuta no es la única afectada de la
zona del centro. Según Vallejo, el Pasaje González de la
Vega es uno de los puntos en los cuales el ruido del
botellón es “más insufrible”. “Antes se bebía en la Plaza de
Correos, pero, como se prohibió hace un mes, el botellón se
ha trasladado a este pasaje y el ruido es insoportable,
porque reverbera por toda la zona”. No sólo los vecinos
están “hartos” de esta situación. Un comerciante de la zona
explica además que “los que tenemos un negocio aquí tenemos
que sufrir desde balonazos a manchas en las paredes pasando
por meadas”.
Otro punto del cual los vecinos se quejan es de la venta de
alcohol más allá de las horas autorizadas. “Hay comercios
que siempre están abiertos y que venden bebidas alcohólicas
a cualquier hora”, señala Vallejo.
“Nosotros respetamos el derecho a divertirse de todos, pero
también tiene que respetarse nuestro derecho al sueño y al
descanso”, concluye la presidenta de los vecinos del centro
de Ceuta. Los residentes del centro piden a la Ciudad “más
medidas para controlar el ruido”.
Patio Páramo
Los vecinos de Patio Páramo sufren igualmente los efectos
del ruido derivado del botellón. Ellos también “están de
acuerdo con que todos tienen derecho a divertirse”, pero de
la misma manera señalan que “no se respeta” su “derecho al
descanso”.
Miguel Cañestro, presidente de los vecinos de la zona, ha
señalado a ‘EL PUEBLO’ que “no sólo reverbera el sonido del
botellón que se hace en La Marina y de los coches con la
música a toda pastilla amplificado”, sino que también se
cuelan ‘botelloneros’ en su recinto. “Les abren amigos del
propio bloque de pisos desde los accesos de la Marina y de
Calle Linares y, cada mañana, aparecen botellas y vasos
abandonados, pintadas en las paredes y en el suelo, plantas
arrancadas y hasta losetas rotas”, explica Cañestro, que
añade que “hasta hemos encontrado condones usados en las
terrazas”.
Lugares habilitados
“El botellón no nos estorba siempre que se haga en lugares
habilitados para ello y de una manera regulada”, declara el
presidente de Patio Páramo, que explica que “los vecinos
únicamente pedimos que se habilite un coche patrulla para
que sus agentes controlen a los que hacen ruido o botellón
en las zonas vecinales durante los fines de semana, que, por
cierto, ya prácticamente se han ampliado a jueves, viernes y
sábado por la noche”.
Los vecinos de Patio Páramo especifican, no obstante, que no
tienen “absolutamente ninguna queja” en lo que a limpieza,
cuidados y mantenimiento por parte de la Ciudad se refiere.
“Estamos muy agradecidos a la FPAV, a la Viceconsejería de
Equipamiento Urbano y Barriadas, a Urbaser y a Emvicesa y a
su gerente, Antonio López; todos hacen una labor
fantástica”, explica Cañestro, que sin embargo insiste en
que “el ruido tiene que ser controlado porque no se puede
tener calidad de vida sin descansar”.
|