Uno de los co directores de la última campaña de prospección
arqueológica del entorno del Abrigo y la Cueva de Benzú,
Darío Bernal, explicó que, hay “actividades de planeamiento
territorial y urbanístico de la ciudad y que afectan al
subsuelo”. Por ello, diez años después de que se iniciara el
estudio en el yacimiento, “era necesario volver a estudiar y
prospectar ese entorno que ha ocupado en gran medida la zona
litoral entre Benzú y el área de Benítez”. Es decir, “todo
el término municipal de la zona norte, correspondiente con
un entorno donde se sabía que la potencialidad de hallazgos
era probable”, recalca.
En cuanto a la “metodología de intervención” que se ha
llevado a cabo en la prospección arqueológica, “ha sido la
tradicional. Un grupo de diez personas han estado trabajando
en sesiones de mañana y tarde con cartografía y yendo a
lugares en los cuales se tenía evidencia de esa
potencialidad de hallazgos”, explica Bernal. Por otro lado,
“se han batido de manera intensiva determinadas zonas
geográficas de interés vinculadas con el paleopaisaje”,
finaliza.
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