En los medios diplomáticos acreditados en la capital
marroquí se tiene la convicción de que el régimen de Mohamed
VI ha recibido un visto bueno explícito tanto de Washington
como de Londres, y un apoyo discreto de París para lanzar su
proyecto. “En el Estrecho de Gibraltar no se puede alterar
el equilibrio estratégico sin el permiso de las grandes
potencias que lo controlan, EEUU y el Reino Unido”, afirman
fuentes diplomáticas. La entrada de Marruecos como “uno de
los guardianes del Estrecho”, sólo es factible con ambos
apoyos.
Lo llamativo, sin embargo, de la nueva situación
geoestratégica creada por la decisión marroquí es el
silencio español y, más aún, el ‘desarme’ actualmente en
curso en el despliegue militar de España en la zona del
Estrecho, incluidas las guarniciones de Ceuta y Melilla. El
“rearme” de Marruecos, coincide con un ‘desarme’ español,
cuyo ‘repliegue’ en el flanco sur no ha sido explicado aún
de forma convincente por el Gobierno central, y por el que
será preguntado por el principal partido de la oposición en
el Congreso.
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