La humanidad del primer alcalde republicano de Ceuta,
Antonio López Sánchez-Prados, se ha corrido como la pólvora
entre los ceutíes a lo largo de la historia, desde ese 22 de
abril de 1931 que tomó posesión del cargo hasta la fecha
actual, ya que sin haberlo conocido, la imagen de esta
figura, hijo adoptivo de la ciudad, no ha pasado
desapercibida por ningún rincón de la tierra.
Así, y como novedad el cementerio de Santa Catalina alberga
ya un habilitado mausoleo dedicado al alcalde que sembró en
este pueblo valores de solidaridad con los más necesitados,
ejemplo a seguir y que en las historias de los antepasados
ha quedado tan cautivada su mirada, que en la memoria no se
nubla su recuerdo. Por ello, cientos de detalles
decorativos, decenas de flores, plegarias y oraciones copan
el protagonismo estos días en el camposanto ya que pocos son
los que cruzan su aposento y no dejan, aunque sea, la
esencia de un clavel.
“Lo que he escuchado desde siempre es que ha sido un médico
bueno y bondadoso, que ayudaba y curaba a los enfermos y que
en lugar de cobrar las consultas, les dejaba dinero bajo la
almohada. Mi abuela nos lo contaba desde que éramos
pequeñas, enseñándonos cómo la fe ayudaba a los más pobres.
De hecho, muchos somos los que pensamos que Sánchez-Prados
sigue con el pueblo de Ceuta, no quiere irse de aquí y, por
eso, los ciudadanos le tenemos mucha fe”, confesaron las
hermanas Sánchez Rodríguez.
Bastante deteriorado en sus últimos días, el alcalde de
Ceuta continuó su labor humanitaria con los colectivos más
vulnerables y ante semejante talla de humanidad, “es lógico
que se le haga un reconocimiento en el cementerio, muy
bonito y bien presentado, porque ha sido un hombre buenísimo
que se lo merece”, reseñaron Antonio Gordillo y Loli Roldán.
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