Supongo que el respetable conoce
el viejo dicho oriental: cuando el sabio señala la luna, el
imbécil mira al dedo. Y no culpo, no, a los “escuchas” de la
prensa y la política, que han oído campanas pero no saben
muy bien donde. Campanas, valga el símil, que no son ni
mucho menos las de Bastabales, glosadas por Rosalía y
cantadas con un tono que atempera el alma por Amancio Prada.
La cosa empezó por la publicación en un diario de tirada
nacional, hace dos domingos, de algunos comentarios
anecdóticos sobre el foro organizado el pasado 25 de
septiembre en Rabat por el Centro Marroquí sobre la Memoria
Común y el Porvenir, plataforma mediática presidida por el
profesor Abdeslám Boutayeb, un hombre cargado por lo demás
de buenas intenciones pero que, me temo, se le están yendo
de las manos. Claro, la criatura a debatir en el lujoso
marco hotelero de la Tour Hassan era ni más ni menos que
“Ceuta, Melilla y las Islas a la luz de las experiencias
internacionales y el derecho internacional y el lugar que
ocupan dentro de la agenda de los partidos políticos
marroquíes”.
Un “encuentro-trampa”, pues en el mismo se pretendió
solapadamente examinar de algún modo al arco político
marroquí sobre su postura y lealtad hacia el tradicional
irredentismo marroquí, postulándose los convocantes como los
nuevos salva patrias a despecho de los presentes, que sí
aportaron sus pinitos en la materia y en el debido ejercicio
del diálogo con el vecino país del norte, España, como
advirtió el cualificado miembro del foro de hispanistas de
la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares), mi buen
amigo de Larache Abdelilah Ennour.
Lo de la presunta subvención de los 56.000 euros (a ver en
que acaba la cosa) al Centro de la Memoria Común y el
Porvenir, sobre la que ayer advertía en estas páginas la
senadora del PP por Ceuta, siempre Ciudad Querida, Luz Elena
Sanín, es el chocolate del loro. Desde luego la financiación
es muy discutible pero, con lo que está cayendo, yo no me
rasgaría las vestiduras “solo” (tome nota el lector avispado
del entrecomillado) por ello.
El cónclave de Rabat (en el que participaron reconocidas
autoridades políticas como el ex responsable de Exteriores
Benaissa, con un tono muy moderado, el ex ministro e
hispanista Larbi Messari quien estimo no fue bien
interpretado por la agencia EFE, o el ex secretario general
del PJD, los islamistas parlamentarios, Saad El Othmani,
quien hizo incapié en el desarrollo económico del norte)
fue, a nivel de política marroquí, una OPA interna más
lanzada por el voraz e inquietante PAM (Partido de la
Autenticidad y Modernidad), a la vez que otra vuelta más en
la OPA general lanzada sin desmayo por Marruecos contra la
pánfila España. Y, oficiosamente, la incorporación a la
tradicional reclamación marroquí de la Isla de Alborán. De
momento es lo que hay. Esta es la luna, no el dedo. Otro día
les hablo de algunos curiosos asistentes... y del atentado
del 11-M.
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