Un nuevo episodio de conflicto en el interior del CETI
motivó que ayer los propios trabajadores se viesen obligados
a abandonar las instalaciones y fuese necesaria la
intervención de la UPR para calmar el enfrentamiento entre
dos inmigrantes, luego apoyado por el grupo de cameruneses
que ha protagonizados las manifestaciones por el centro de
la ciudad en los últimos meses. El refuerzo policial fue la
respuesta adoptada por el delegado del Gobierno, José
Fernández Chacón.
“Presión e inseguridad”. Así definían la situación que
tuvieron que presenciar y sufrir los trabajadores del Centro
de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) durante la
mañana de ayer, y que les obligó a dejar su puesto en las
instalaciones como consecuencia de un enfrentamiento entre
dos internos, luego apoyados por el grupo de cameruneses que
estos últimos meses han protagonizado las manifestaciones
por el centro de la ciudad, las detenciones frente a
Delegación del Gobierno y otras altercados en el interior
del recinto ya denunciado el pasado día 20 por los
empleados.
El incidente se produjo sobre las 09:30 horas en el comedor,
cuando dos inmigrantes iniciaron una disputa que poco tardó
en llegar a las manos. Apoyados por los ánimos de otro
grupo, la agresividad del enfrentamiento de fue elevando,
por lo que fue necesaria la intervención de los vigilantes
de seguridad, que intentaron calmar los ánimos aunque fue
fallido, resultando uno de ellos, lesionado. Según han
confirmado los propios trabajadores, en ese intento de
separación entre los dos inmigrantes, el grupo de
cameruneses intervino en el altercado. Motivo por el cual
desde la Asamblea Provincial de Cruz Roja ordenaron el
desalojo de sus trabajadores mientras que, por orden expresa
de la Secretaría de Estado de Inmigración, se produjo la
evacuación de los funcionarios de dicha Administración. Sólo
el personal de cocina y limpieza, así como los empleados de
la empresa de seguridad, permanecieron en sus puestos, por
orden expresa del director del centro, Carlos Bergoenchea.
Sobre las 17:00 horas, el personal del CETI correspondiente
al turno de tarde se incorporó a su trabajo “con absoluta
normalidad”, según informó Bergoenchea.
El final del episodio concluyó con la intervención de dos
furgones de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y tres
zetas del Cuerpo Nacional de Policía.
Refuerzo policial
Pasada la media jornada, el delegado del Gobierno, José
Fernández Chacón, se pronunciaba en firme sobre el
lamentable suceso acontecido a primera hora de la mañana en
el CETI. No valoró pero sí adoptó una serie de medidas para
prevenir lo que podría haber sido un perfecto motín.
Fernández Chacón dio instrucciones a la Policía Nacional
para que, desde ayer, dispusiese un refuerzo policial
ostensible en el interior del CETI, que se sumará al que ya
se estableció recientemente por dicho Cuerpo. De esta
manera, ya hoy se encuentran prestando servicio dentro del
centro un total de 11 agentes del Cuerpo Nacional de Policía
que se añaden a las dos patrullas, una estática y otra
dinámica (con cuatro agentes), que vigilan el exterior y
perímetro de estas instalaciones desde la semana pasada.
Además, a partir del próximo viernes, los efectivos
policiales en el interior del CETI se incrementarán en otros
cinco agentes, con lo cual siempre habrá 16 agentes
pertenecientes a la Unidad de Intervención Policial (UIP) y
a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de servicio en
estas instalaciones.
Igualmente, en los últimos días también ha habido un
refuerzo importante de la vigilancia privada, que ha pasado
de 12 a 36 efectivos.
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Amenazas y agresiones al fotógrafo de EL PUEBLO
Como no podía ser de otra manera,
el reportero gráfico de este medio de comunicación, Reduan
Driss, estuvo presente durante el primer enfrentamiento
suscitado en la mañana de ayer entre dos de los residentes
del CETI. Durante la captura de las imágenes que les
mostramos, una vez más, los inmigrantes amenazaron al
fotógrafo al que, además, lanzaron varias piedras que
lograron impactar contra el vehículo de este periódico así
como en la cabeza y la espalda del profesional que, en
ningún momento, claudicó a las intimidaciones para mantener
fielmente informados a nuestros lectores. Pese a las
constantes coacciones por parte de los internos, el
reportero pudo fotografíar varios instantes de lo que pudo
ser un motín pero gracias a la eficacia y profesionalidad de
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se calmaron
los ánimos horas después. En cualquier caso, la libertad de
expresión, no se merece ningún chantaje.
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