L a protesta de un grupo de inmigrantes subsaharianos
acogidos en el Centro de Estancia Temporal (CETI) cumplió
ayer 13 días. En este tiempo se han producido quejas de
otros ciudadanos que se han sentido perjudicados por el
ruido y la ocupación del espacio público y se ha creado así
un caso difícil de resolver, dado que sus protagonistas
sufren una situación que en un principio movió a la
solidaridad de la mayoría de los ceutíes. Además, al margen
de las molestias inherentes a cualquier manifestación, los
integrantes de esta protesta han sido pacíficos.
EL PUEBLO ha relatado el conflicto desde el mismo día en que
se gestaba en los montes de Ceuta. El 25 de agosto, este
grupo de unos 70 residentes en el Centro de Estancia
Temporal (CETI) se reunían en una asamblea de la que fue
testigo este diario y en la que ya señalaban su intención de
protestar por su largo tiempo de permanencia en la ciudad.
“Si se decide hacer una manifestación sería pacífica, sólo
para protestar, no queremos líos ni incidentes”, señalaba
entonces uno de los extranjeros que mejor dominaba el
castellano.
En efecto, y aunque desde un principio se observaban
disensiones y diversidad de opiniones en el grupo, la
decisión final fue la de lanzarse a las calles a protestar.
Apenas unas horas después de la reunión en García Aldave, a
las 10 de la mañana del día siguiente, el grupo se lanzaba a
las calles de la ciudad al grito de “libertad”, con cánticos
que se han repetido a lo largo de estas dos semanas
“Pobrecitos”, decía la propietaria de uno de los comercios
de la plaza de los Reyes el día en que por primera vez se
veía a los subsaharianos frente a Delegación. La mayoría de
los vecinos consultados entonces se mostraban preocupados
por la situación que sufren los extranjeros que tras largos
viajes por medio continente africano recalan en Ceuta con la
esperanza de ver cumplido su sueño de alcanzar Europa y sin
embargo, se quedan “atrapados” en la ciudad mientras se
resuelven sus expedientes.
Apenas dos semanas después del comienzo de las
concentraciones, la Delegación del Gobierno se hacía eco de
las quejas de una ciudadanía cansada del ruido y de la
ocupación de los espacios públicos, que en algunos momentos
ha llegado a generar problemas de sanidad, y dictaba una
resolución cuyo objetivo es “el restablecimiento de la paz y
de la convivencia ciudadana”.
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