Una lucha “constante”. Así definen los miembros de la
Policía Local dedicados a velar por el cumplimiento de las
Ordenanzas -un grupo creado hace tan sólo unos meses-, el
trabajo de control de los tres tipos de infracciones que,
junto a la construcción ilegal, son más frecuentes en la
ciudad: la venta ambulante, los vertidos ilegales y los
taxis ‘pirata’.
“Sabemos que erradicar estas infracciones es muy difícil,
por no decir imposible, pero tratamos de reducirlas y de
prevenirlas con nuestro trabajo específico y presencia
constante”. Con estas palabras resume el jefe de la Unidad
de la Policía Local encargada de velar por el cumplimiento
de las Ordenanzas, el trabajo que desarrollan a diario por
las calles ceutíes desde hace algo más de cuatro meses.
EL PUEBLO estuvo estos días de patrulla con la nueva unidad
para conocer la labor que lleva a cabo en materia de
construcción ilegal, una de las infracciones contra las
ordenanzas que más ha proliferado, según su experiencia en
los últimos años, pero que no es la única que persiguen
estos agentes especializados. Junto con las obras sin
licencia, la venta ambulante, los vertidos ilegales y los
conocidos como taxis ‘piratas’ ocupan la mayor parte de la
jornada laboral de este equipo, que está activo todos los
días de la semana.
Respecto a la venta ambulante, los agentes subrayan que
además de ocupar la vía pública, sobre todo en barriadas
como San José y el Príncipe, esta actividad representa un
grave riesgo para la salud pública. De hecho, en el tiempo
que llevan trabajando han requisado entre otros productos,
bivalvos traídos de Marruecos sin ninguna garantía sanitaria
y expuestos a varias horas de calor en el maletero de un
coche, “algo muy peligroso”, recalcan.
La tarea se centra especialmente en calles como Romero de
Córdoba, donde algunas de las mujeres que habitualmente
ejercen esta actividad prohibida por las Ordenanzas
municipales conocen ya, a pesar de trabajar de paisano y con
coches camuflados, a los agentes de este grupo especial. Por
ello, y según comprobó este diario en su ronda con la
Unidad, han de preparar una pequeña ‘operación jaula’ en la
vía, para evitar que los vendedores ambulantes escapen por
uno de sus extremos.
Las tres mujeres que los policías interceptaron en presencia
de EL PUEBLO eran marroquíes. Los productos que vendían,
frutas y verduras, se requisaron y como ocurre con todo
aquello apto para el consumo, se distribuyó posteriormente
entre los diferentes centros benéficos de la ciudad. “No
sabemos de dónde lo sacan, pero dentro de un rato vuelven a
tener cosas que vender”, señalaba uno de los miembros de la
Unidad.
Algo parecido sucede con los vertidos ilegales. El jefe del
grupo mostraba uno de ellos en los acantilados del Recinto
Sur: “Para sancionarlos tenemos que pillarlos in fraganti, a
veces las camionetas nos dan la pista, pero es muy difícil”,
explicaba.
Los taxis ‘pirata’ son otro de los objetivos de la Policía
Local, que atiende con su persecución las quejas del
colectivo de profesionales del sector. Para ello, acuden a
puntos como la frontera del Tarajal, donde a veces a
distancia observan y realizan reportajes gráficos y de vídeo
de la actividad de vehículos, incluso pequeños camiones, que
sospechan transportan personas sin licencia. La grabación en
días distintos del mismo taxi ‘pirata’ es la prueba que se
necesita cuando, como suele ser habitual, los denunciados
afirman, para librarse de la sanción, que las personas a las
que llevan son familiares.
La venta de alcohol a menores o el exceso de ruido son otras
de las infracciones que persigue este Grupo especializado de
la Policía, para el que cambiar el horario de su trabajo y
los coches camuflados que utilizan es fundamental para
atrapar a los infractores.
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